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Hombres Xavantes

Noemí Amalia Vargas (corresponsal de ElOrejiverde en el XIV Encuentro de Culturas Tradicionales ) relata su participación en la ancestral celebración de los xavante.

La danza circular

La danza es una manifestación espontánea del ser humano, que puede expresarse de forma individual o colectiva. Similar a los gestos básicos de la vida, la danza ancestral pronto forjó sus ritmos y sus ritos.


Hoy aún están muy vigentes y de manera ritual, ceremonial, esencialmente ancestral, como la que describiremos a continuación, lo que pude vivir en la Aldea Multiétnica.

El lunes fue el día de los festejos ceremoniales del grupo étnico xavante, liderado por el cacique Sumene, quién además posee el conocimiento de curar. Para esa ocasión eligieron el ritual de Wanaretobe el partido, el partido de los patrocinadores, así lo llaman, que honra el espíritu de la creación y el momento en que recibieron toda su tradición y cultura.

Los pintores del cuerpo

Pasado el mediodía me acerqué adonde estaban sus carpas, todos los hombres se estaban pintando unos a otros, se pintaban entre ellos, hombres con hombres, mientras las mujeres, alejadas, se pintaban solas, a diferencia de los kraho y kayapo en donde son las mujeres las encargadas de pintarlos. Por ejemplo entre los kayapó-kikrin, la labor de la pintura es exclusivamente de las mujeres. Todo lo relacionado con este arte se considera como un atributo inherente a la naturaleza creadora femenina.

Cada grupo étnico tiene su propio estilo de pintura y cada pintura tiene un significado diferente, por lo general está conectado a algún elemento de la naturaleza, sea planta, animal, etc.Los hombres pintaron sus cuerpos con rojo y negro. El negro se hace con una mezcla de jenipapo una planta de la zona, además de carbón y agua y toma más de una semana para que se vaya del cuerpo. El jenipapo es el fruto de un árbol que llega a veinte metros de altura perteneciente a la familia Rubiaceae, la misma a la que pertenece el café . Se encuentra en toda la América tropical. También utilizan pintura de color rojo fuerte, que está hecha a base de achiote, otra planta de la zona.

Samoe era uno de los xavante que pintaba a sus compañeros, decorando sus cuerpos y sus cabelleras con pintura roja. Una vez pintados, con sus dedos realizó líneas circulares, curvas cóncavas y convexas en las piernas, pecho y espalda de sus compañeros; así, uno a otro se fueron pintando y en un momento se formó una cadera humana de pintores del cuerpo.

Samoe, continuó pintando luego las cabezas de sus compañeros , realizando una línea de unos cuatro centímetros como si fuera una vincha bordeando el flequillo que todos tienen: en este pueblo todos usan el mismo corte de cabello, y de tal forma que a veces es difícil diferenciarlos a unos de otros. Esta línea era realizada con pigmento rojo orgánico y lo humedecían con saliva. Al terminar la sesión de pintura corporal, sus cuerpos lucían un rojo fuego con líneas negras, llevaban en el cuello una especie de moño hecho con algodón el cual en la nuca se lucía una pluma mediana erguida hacia la cabeza. Sus orejas llevaban unos aros con forma de cañitas pequeñas, atravesando sus lóbulos de lado a lado. Según ellos, en la entrevista que pudimos realizar, es lo que les da la energía para soñar y cazar. Sus manos y pies estaban rodeados por un cordón que giraba varias vueltas, llamado yiya, el cual se lo coloca cuando uno es cazador, para cuando uno se casa y para los rituales en general.

La danza del Espíritu de Creación

Alrededor de las 16 hs, el grupo de xavante llegó al patio central de la aldea, envueltos con sus pinturas tradicionales. Este es el único momento en el que la pintura es libre cada uno pintaba sus símbolos con una gran dedicación, pasan casi una hora pintándose sus cuerpos.

Todos congregados en una esquina de la aldea tomaron un gran palo, corrían un tramo y golpeaban la tierra, así varias veces, siempre juntos, mostrando fuerza y unidad, mantenían firme un poste de madera y golpeaban el suelo, mientras caminaban un tramo, esto se repitió varias veces, hasta que llegaron al centro, cerca del fuego central de la aldea, se detuvieron, y definieron ese lugar para comenzar a bailar, se tomaron de las manos y formaron un gran circulo.

Comenzaron a cantar mientras sus pies derechos golpeaban la tierra , de esa manera iban girando en contra la agujas del reloj. En el ambiente se sentía una gran vibración de los pies contra el suelo, levantando polvo, giraron, luego se quedaron quietos mirando la tierra mientras seguían cantando y golpeando las plantas de sus pies contra el suelo, en esta ronda solo participaron tres mujeres, todos siempre con la cabeza gacha y mirando fijamente al suelo.

El xavante convierte las danzas tradicionales en una gran ceremonia: todos cantan juntos, de la mano, siempre uno al lado del otro, en un sorprendente latido de sincronización y voces, que estremece el espíritu de quien los ve y vive esta experiencia. Los bailes son también el entrenamiento de resistencia, fuerza y equilibrio según la voz de los xavante. El público también tuvo la oportunidad de entrar en el gran circulo, la rueda para bailar y cantar junto con los indigenas, ahí todos nos tomamos de la manos, sentí manos fuertes que obligan a mirar a uno al suelo, cuerpos que te trasmiten el amor a la madre tierra, uno no se puede escapar del gran latido ancestral, ahí en ese círculo viví el latido de la Pachamama, ahí se produjo la conexión de los hermanos hijos de la tierra con la gran madre tierra. Según Samoe "... para un rendimiento el cuerpo necesita movimiento, pero el movimiento ordenado y sin sacrificios si todos lo hacemos juntos a la danza será mejor para nuestros pedidos. El esfuerzo es bueno, ya que lo bueno viene con él. El aroma de la naturaleza, la frescura de la brisa, los colores del día, transformar el esfuerzo en conjunto trae mayor energía, mayor espiritualidad”.

Al final, el jefe Sumene distribuyó y compartió un pan de maíz, comida tradicional, con todos los presentes. No puedo dejar de decir que Sumene es un gran hombre entrte los xavante, un sabio que ama sus tradiciones; habla del compartir, del comer bien, tal como viene de la naturaleza. Todo ya tiene su sabor, no necesita nada más, y comparte con todos su comida. La vida del xavante es ser un hombre cazador, cuando uno caza todo lo comparte, si uno no pudo cazar no se preocupa, su hermano le compartirá y así cada uno trabaja para uno y para vivir en comunidad eso es reciprocidad. La fiesta de los xavante continuó hasta altas horas de la noche, con mucha música, danza y tradiciones. Fue otra gran oportunidad para aprender y sentir la sabiduría ancestral, sabiduría que la podemos vivir en nuestras vidas experimentando la reciprocidad cada día, el don de dar y recibir la energía que llega a nuestras vidas, para de esa manera vivir bien.

Fuente: Noemí Amalia Vargas
Fecha: 11/08/2015

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