El pasado 21 de septiembre tuvo lugar una importante reunión en la ciudad de Santa Rosa (La Pampa) para avanzar en el proceso de restitución del Cacique de Salinas Grandes. Se trata, nada más y nada menos, de un importante hecho de reparación para las comunidades indígenas.

Juan Calfucurá fue sin dudas un actor central del Poder Indígena que tuvo gran influencia durante buena parte del Siglo XIX. Defendió palmo a palmo con el gobierno del entonces “joven” Estado Argentino cada legua del territorio, los toldos de la Confederación de Salinas Grandes abarcaban desde CarHué, Chili-Hué hasta Lihuel Calel. Sobre su figura se han tejido mil y una versiones, sobre todo desde la historiografía oficial. Al igual que con muchos grandes jefes indígenas de su época, aquellos vínculos asociados con la cosmovisión y la espiritualidad son tal vez deliberadamente omitidos para presentarlo como un salvaje. O, en el mejor de los casos, desconocidos.

Sobre su figura y su liderazgo entre las parcialidades indígenas también se han tejido numerosas leyendas, no sólo después de su muerte, sino también mientras estaba con vida. Era voz corriente entre los toldos desde que tenía dos corazones hasta que contaba con los servicios de un Witranallve, un jinete “fantasmal” que lo ayudaba durante las batallas. Otra interesante versión es la que tiene que ver con el origen de su nombre. Cuando era apenas un niño recibió un pequeño meteorito de color azul de manos de un Cherüwfe. De acuerdo con la mitología Mapuche, los Cherüwfe son criaturas antropomorfas de piedra y fuego que viven en el magma al interior de los volcanes, siendo ese calor su única posibilidad de supervivencia. Sus orígenes se remontan al mismísimo origen de la Mapu (Tierra) y es uno de los tantos seres asociados a los fenómenos volcánicos. El Poder del Cherüwfe se manifiesta en forma de mágicas piedras de fuego (piedras volcánicas) que salen disparadas y desde la cima de los volcanes o a través de bolas de fuego que surcan el cielo con una larga cola (meteoritos y/o cometas) y anuncian calamidades. Esa piedra azul que le regaló el Cherüwfe, no sólo le dio su nombre, (Calfucurá: Piedra Azul) sino también su fortaleza y su fama de invencible.

La muerte lo alcanzó a mediados de 1873 y su viaje al Otro Lado fue interrumpido a fines de 1878 cuando las tropas dirigidas por el coronel Levalle profanaron su tumba, en los médanos de Chili-Hué. Entre la laguna del mismo nombre y esa cadena de médanos se levanta uno más pequeño, que durante el día queda envuelto en la sombra de los más altos dándole un aspecto sombrío y que era llamado por los indios: Curru-Loo, “Médano Negro”. El coronel Levalle supo allí por los baqueanos que el “Médano Negro” era el cementerio de la familia reinante en las tribus de Salinas Grandes y supo más: allí estaba enterrado el famoso cacique Calfucurá. En su lecho de muerte, resguardado por tablas de algarrobo adornadas con un tallado indígena lo acompañaban los huesos secos de uno de sus caballos, era el parejero (“caballo de carrera”) de batalla que vestía su cabezada de plata. A su derecha y cerca de la mano se veían dos espadas rotas, una de ellas era una dragona de oro ya destruida. Su cuerpo vestía uniforme de general según las presillas de la blusa reducida a polvo y los pantalones tuvieron una lujosa franja de oro, completaban su vestimenta unas botas de cuero de Aguará Guazú. A los pies había otro par de botas idénticos y formando un semicírculo varias botellas con bebidas y agua. Caballo, armas y bebidas: todo lo necesario para el viaje al Otro Lado. El derrotero de sus restos ultrajados fue pasar de mano en mano entre “celebridades” de la época hasta llegar al “Museo de La Plata”.

Hace apenas unos días atrás y 140 años después de la interrupción de su viaje, sus descendientes junto con otras comunidades que reclaman desde hace tiempo por la restitución de sus restos, se reunieron en Santa Rosa con autoridades provinciales y nacionales para debatir y acordar sobre el destino de Calfucurá una vez “liberado” de las catacumbas del viejo museo. Vale la pena destacar que las diferentes comunidades dejaron de lado algunas demandas particulares a fin de lograr el consenso necesario para que el Lonko de Salinas Grandes pueda retomar su viaje de forma equilibrada, así como también la implementación de otras medidas destinadas a reparar la imagen denigrada y mancillada del Cacique, según consta en el acta difundida luego de la reunión.

Hubo en Santa Rosa dos acuerdos importantes que marcan el camino de este proceso de restitución. Por un lado, los restos de Calfucurá serán entregados formalmente por las autoridades estatales a sus descendientes directos: Lof Juan Kajkukura y Lof Namuncurá. Y, por otro lado, los descendientes del Cacique cederán a su vez los restos a un Consejo a conformarse donde estén representadas todas las comunidades que participan del proceso de restitución, para que los mismos sean sepultados en la zona de Laguna de Chili-Hué, respetando el protocolo del Eluwun (ceremonia de sepultura). Los siguientes pasos a seguir y acordados entre las partes son: realizar una segunda reunión donde también esté presente el Lof Namuncurá, única comunidad que no estuvo presente en la reunión de Santa Rosa, con el objeto de que la propuesta que tuvo consenso el día 21 tenga unanimidad y sea presentada formalmente a las autoridades e instituciones intervinientes.

En este punto, me parece importante rescatar algo que leí hace poco en el vasto universo de internet y es una cita de un paisano mapuche que rescata la realización de un Nguillatún en Chili-Hué y convocado por Calfucurá en marzo de 1859. Allí se dieron cita Panguitruz Güorr, Epugmer y otros vástagos de Painé; los hermanos Pichun del nunca olvidado Panguechrür; agradecía con orgullo la presencia del indomable Pincén y la muy grata presencia de Inacaial, llegado desde el gran lago Nahuel Huapí. Allí estaban todos ellos juntos para hacer sus ruegos y beber el mudai que habían preparado las mujeres, dando muestras de la firme práctica de la espiritualidad que unía a cada uno ellos.

La propuesta consensuada en Santa Rosa es por demás importante, no sólo para las actuales comunidades que nuclean a los descendientes directos de Calfucurá sino también a las otras comunidades que hoy en día viven en la zona de Chili-Hué (La Pampa) y que se reconocen como antiguos miembros de la Confederación de Salinas Grandes, o cuanto menos descendientes de aquellas. En una opinión estrictamente personal, es importantísimo que los restos de Calfucurá vuelvan a donde estaban enterrados. De obtener unanimidad la “Propuesta de Santa Rosa” entre todas las comunidades que participan del proceso de restitución, no sólo se lograría una reparación histórica largamente reclamada. No cabe la menor duda de que sería también una reparación espiritual para sus familiares directos, los descendientes de las comunidades que respondían a este gran Cacique y también para todo su territorio (Lof).

Por Daniel Pincén
Fotos: www.planbnoticias.com.ar
Fecha: 27/9/2018

FUENTES:
Valko, Marcelo, 2015. Cazadores de poder: apropiadores de indios y tierras (1880-190). Prólogo de Osvaldo Bayer.- 1ª ed.- Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Continente, 2015. pp. 58-59 y 106-107.
Zeballos, Estanislao Severo, 1879. Episodios en los territorios del sur 1879: estudio preliminar, edición y notas. Compilado por Juan Guillermo Durán – 1°. Ed.- Buenos Aires: El Elefante Blanco, 2004. pp. 274-287.
http://www.elorejiverde.com/toda-la-tierra-es-una-sola-alma/2001-expectativa-ante-la-inminente-restitucion-de-los-restos-de-calfucura
http://www.endepa.madryn.com/leyendas/cherufe.html
https://www.elpensante.com/el-hombre-de-fuego-la-leyenda-de-cherufe/
https://es.wikipedia.org/wiki/Cherufe
http://www.historiamapuche.cl/node/45
https://www.facebook.com/photo.php?fbid=10215160889288532&set=a.10201089147063771&type=3&theater