A Manuel le cuesta sonreír, pero cuando lo hace parece un niño. Y sus ojos parecen iluminados con la alegría. Es agricultor e ingeniero. A los 30 años Recibió el premio Summum al mejor productor, un galardón para los guardianes de nuestra diversidad.

Esta es la historia de Manuel, cuarta generación de una familia originaria de agricultores, que decidió convertir sus papas en las estrellas de la mesa gastronómica. Poco a poco, desde su cultivo ubicado en Chinchero, Cusco, ha logrado que la tierra produzca papas azules casi negras, del color del oro y de la remolacha. Todo de manera natural, con trabajo, saberes ancestrales, ingenio y creatividad.

Manuel Coqque Bravo cuenta su historia reciente, mete la mano en la tierra y levanta una cuantas mashuas (papa amarga) que aún le quedan por recoger. Son pequeñas, lo último ya de la temporada, doradas como el sol y probablemente dulces como la miel.

Junto con sus otros ocho hermanos, creció en aquel valle privilegiado a 3740 msnm, resguardado por los nevados la Verónica, Chicón y Pitusiray, lo que desde siempre creó una confluencia de brisas y soles que hizo de su terruño un espacio privilegiado para la siembra de tubérculos. Su mamá, Victoria Bravo, todavía vende las ocas y tubérculos en la feria de Huancaro todos los sábados en Cusco.

Manuel se fue a estudiar a la ciudad, a la Universidad San Antonio Abad, y regresó como ingeniero agrónomo a hacerse cargo del cultivo familiar. Junto con su hermano Elmer (técnico agropecuario) se enfocaron en la innovación: mejoramiento genético natural (cruce por polinización directa en el mismo campo) de papas nativas.

Cuentan con 376 variedades registradas de papas nativas. Este año, luego de ocho de cruces, ha logrado obtener papas completamente moradas, azules y color oro, casi como el loche norteño. Es un tiempo emocionante, de paciencia y espera, pero que puede ser muy bien recompensado.

Con el tiempo y las redes indicadas, el trabajo de Manuel ha podido colocarse en algunos hoteles y restaurantes de la ciudad. Su intención es diferenciarse con un producto mejorado, no solo de aspecto atractivo. Sabe lo que tiene entre manos y no cualquiera tiene su constancia, empeño y proyección.

La tarde se comienza a llenar de vientos. Es tiempo de fiesta en Chinchero, la celebración anual del pueblo. Manuel y Elmer se irán más tarde para allá. Brindarán por su hogar histórico sin saber a ciencia cierta su destino, pero con la seguridad de que tienen algo bueno entre manos que piensan defender con orgullo.

Por El Orejiverde
Fuente: https://peru21.pe/vida/gastronomia/sueno-manuel-choqque-productor-papas-nativas-cusco-cronica-424522?foto=3
Fecha: 5/10/2018