Semblanzas de los grandes líderes norteamericanos que hasta el final de sus dias defendieron sus culturas y territorios. Aquí la segunda entrega de estas luchas por la dignidad

Manuelito y el largo camino de los navajo

Como todos los pueblos indígenas, los navajo se caracterizaron por su gran movilidad territorial (más aún a causa del éxodo hacia las reservaciones), pero se localizaron principalmente en el sudoeste norteamericano, que compartieron con otros grupos caracterizados por el comercio con los blancos, pero también por las incursiones sobre sus asentamientos o caravanas (fueran españoles, mexicanos o norteamericanos luego de la anexión de Texas en 1845), para después retirarse rápidamente.

Hacia 1860, y por una cuestión de pasturas, en las cercanías de Fort Defiance (Nuevo México) se inician las hostilidades entre el jefe Manuelito y el ejército allí acantonado Más adelante, con la ayuda de guerreros ute y apache, Manuelito ataca el fuerte, donde es rechazado y empujado a las montañas. Se los somete entonces a un largo y duro asedio por hambre (“Kit” Carson realiza una campaña de “tierra quemada”) que los obliga, en 1863, a rendirse y aceptar la internación en reservaciones. Todo esto se realiza en medio de encarnizadas batallas y con un costo de miles de muertes por hambre, frío y enfermedades así como una gran movilización durante muchos días, hasta llegar, con Manuelito como guía y sostén espiritual, a la reserva de Fort Wingate.

Manuelito siguió siendo un líder de su pueblo, aunque sus últimos años se vieron empañados por el alcohol, generosamente provisto por los colonos blancos de la región.

Las guerras sioux

Hacia el oeste de los Grandes Lagos se extiende una ancha franja de territorio que, proyectándose hacia el sur, constituye la región geográfica de las Grandes Praderas norteamericanas, otra inmensa barrera natural que los colonos blancos debieron enfrentar luego de transponer los montes Apalaches. En una gran extensión del norte de esta región se hallaba instalado el pueblo sioux que, en 1851 firma el Primer Tratado de Fort Laramie permitiendo el paso de las caravanas por la llamada Ruta Bozeman, que atravesaba sus tierras, a cambio de mantener la posesión de las mismas. En 10 años, sin embargo, 150.000 colonos invadieron la zona y, a pesar de la resistencia de Little Crow, Sioux Santee y otros jefes, el ejército inició la construcción de una cadena de fuertes para asegurar el paso. Tras la derrota y la ejecución o deportación de miles de guerreros, Little Crow murió a manos de colonos en 1863.

Nube Roja, Toro Sentado y Caballo Loco

Las continuas incursiones del ejército y su explícito irrespeto a los tratados firmados con el gobierno provocaron una serie de enfrentamientos con tropas del coronel Carrington y el capitán Fetterman (vencido por Caballo Loco), a quienes los indígenas infligieron fuertes derrotas conduciéndolos a emboscadas cuidadosamente planificadas. Además de atacar al novedoso “caballo de hierro” que la Union Pacific trataba de acercar al Pacífico. En 1867, Nube Roja, sioux oglala, y Dull Knife, cheyenne, atacaron por separado al ejército, pero fueron repelidos por los veloces (en ese momento) fusiles Springfield, que se cargaban por la recámara. Esto no impidió, sin embargo, que continuara el acoso sobre las caravanas, los fuertes y el ferrocarril, lo que indujo al general Sherman a convocar a los rebeldes (sioux, cheyenne, arapaho, arikara, assiniboine y gros ventre) para negociar una paz estable.

Luego de muchos retaceos y operatorias diplomáticas, Nube Roja logró el desalojo de los fuertes militares y accedió a firmar, en 1868, el Segundo Tratado de Fort Laramie, acordando que todo el territorio del río Powder, Little Big Horn y las Colinas Negras pertenecerían a los indios “mientras las hierba creciera y el agua corriera” pero, en realidad, limitándolos a una gran reserva de la que no podrían moverse.

En 1871 se descubre oro y en poco tiempo las Colinas Negras se convierten en un gran campamento minero mientras el gobierno intenta, sin éxito, comprar los territorios indios. En 1875 se intenta agrupar a las tribus por la fuerza y se inicia una nueva guerra a fin de tomar las tierras, al tiempo que se eliminan sistemáticamente las manadas de bisontes para privar a los nativos de su alimento tradicional.

Luego de varios exitosos enfrentamientos con el ejército pero realizados por separado, en 1876 se hace una gran convocatoria de jefes a orillas del rio Rosebud, a la que asisten Toro Sentado, Spotted Tail, Caballo Loco y Nube Roja (quienes ya habían luchado juntos) con representantes de otras etnias. En este lugar, Caballo Loco (único que no había aceptado el Tratado de Laramie) vuelve a derrotar al general Crook quien parte en busca que las cuantiosas fuerzas que se estaban acercando. Siete días más tarde, el 7º Regimiento de Caballería al mando del general George Armstrong Custer ataca el campamento de sioux lakotas y cheyennes a orillas del río Little Big Horn, en un error estratégico que le costaría no solo una devastadora derrota sino también la vida. Entre los jefes que lucharon en esta batalla al lado de Toro Sentado y Caballo Loco, figuraron Gall, Caballo Salvaje, Dull Knife, Estrella de Hierro y Ciervo Cojo.

En 1977 Caballo Loco, el más joven e invicto jefe oglala, es obligado a rendirse por hambre y confinado en Fort Robinson, en cuyas puertas, víctima de una emboscada, muere atravesado por las bayonetas de sus enemigos (como rechazó a las costumbres blancas, Caballo Loco nunca se dejó fotografiar, pero en la actualidad en su honor se realiza una escultura ecuestre monumental sobre una de las Colinas Negras). Tenía 29 años.

Frente a la situación cada vez más precaria y negándose a aceptar un nuevo trato con el gobierno, Toro Sentado migra a Canadá donde, presionado por el hambre, las epidemias y las restricciones, decide volver y entregarse al gobierno. Internado con su gente en una reserva de Dakota, recibe autorización para salir por cuatro meses para participar en el espectáculo de Búfalo Bill, hecho que ayuda a convertirlo en una celebridad. En 1890 Toro Sentado se familiariza con la prédica del Wovoka, visionario paiute que difundía la “Danza de los espíritus”, una ceremonia de varios días de duración que invocaba a los antepasados a fin de regresarlos a la vida y con su ayuda, expulsar a los blancos para siempre.

Ante la generalizada adhesión a esta prédica, en diciembre de ese año, una patrulla indígena pretende arrestar a Toro Sentado, pero es resistida por partidarios del líder produciéndose un tiroteo, en cual muere el que fue tan influyente jefe y chamán, así como su hijo y otros indígenas. El cuerpo de Toro Sentado fue exhumado por sus familiares y se desconoce el lugar de su tumba actual, aunque las autoridades de Mobridge, Dakota del Sur, han erigido un monolito sobre su supuesto lugar de descanso.

Wounded knee

El 28 de diciembre un destacamento de soldados salió en busca de un grupo de indigenas dirigidos por el jefe Big Foot (Pie Grande), que habían escapado de la reserva. Cuando los encontraron, fueron confinados en el campamento militar de Wounded Knee Creek. A la mañana siguiente, a causa de un disparo al aire, los soldados abrieron fuego y los indios se arrojaron sobre ellos con cuchillos y hachas de guerra. Más de doscientos hombres, mujeres y niños, murieron acribillados a balazos. Para los sioux, esa fue la última batalla, conocida como la Masacre de Wounded Knee (Rodilla Herida)

Exodo de Joseph y los nez percé

Oregon, en el extremo noroeste de los actuales Estados Unidos, fue de los últimos territorios alcanzados por los colonizadores blancos y estaba habitado por los pueblos nez percé, shoshone y sioux, quienes no aceptaron alojarse en reservas y en 1877 emprendieron un éxodo de 3.000 personas hacia Canadá, esperando unirse a Toro Sentado. Por 2.000 kilómetros fueron perseguidos por el ejército, al que vencieron en varias batallas, pero a 30 km de la frontera los últimos 418 sobrevivientes fueron derrotados en medio de una tormenta de nieve. Joseph le dice al general Miles "Estoy cansado de combatir; son demasiado los bravos que han muerto en la llanura helada, hace frio y nuestros niños tienen hambre, puedes devolvernos a Oregón."

Las guerras apaches

Habitantes de Texas, Colorado, Nuevo México y Arizona los apaches (nómades cazadores-recolectores) resistieron ferozmente tanto la colonización española como la mexicana. En 1848, luego de la rendición de México a Estados Unidos, la población quedó dividida entre ambos países con incremento de las hostilidades hacia los blancos.
En 1865, terminada la guerra civil en Estados Unidos, se descubre oro en Arizona. El jefe Cochise resiste con el apoyo de Gerónimo (ambos chiricahuas, uno de los siete grupos apache), especialmente después de la muerte el jefe Mangas Coloradas, tomado prisionero, azotado y asesinado por el ejército cuando se acercaba a ellos en son de paz.
Luego de una larga resistencia, en 1872 Cochise acepta retirarse a la reserva de San Carlos mientras Gerónimo se refugia en las montañas.

En Tucson, la capital de Arizona, la conmoción era intensa porque la fama de Gerónimo era bien conocida y nadie quería que anduviese libre. Entonces comienza una incansable cacería humana para encontrar vivo o muerto al fugitivo. Miles de soldados emprendieron una búsqueda despiadada, sin dar resuello a los guerreros de Gerónimo quien, junto a Victorio, asola la frontera mexicano-estadounidense hasta 1886 , cuando se rinde ante el general Crook.

Gerónimo, sin embargo, no resiste la vida en la reservación y vuelve a escapar por lo que el gobierno destituye a Crook y envía 5 mil soldados y 6 generales a capturarlo Luego de una persecución de 5 meses Gerónimo sella un pacto con el general Gatewood con una piedra, para que éste durara hasta que la piedra se hiciera polvo, cosa que sucedió inmediatamente, ya que el general Miles, sucesor de Crook, deportó a todos los apaches a Florida, donde fueron diezmados por la tuberculosis. La mortalidad fue casi del 90%.

En 1894 se los instala en Fort Hill, donde el ya viejo jefe apache se convierte en un personaje de trascendencia nacional: es agasajado, fotografiado, reporteado y hasta dicta sus memorias. A pesar de haber perdido a toda su familia, esposa, hijos, nietos, en manos de los blancos observaba y aprendía con curiosidad y mente despierta. Pedía siempre el regreso a su patria natal. "No existe otro clima o suelo como el de Arizona.
Es mi tierra, mi casa, la tierra de mi padre, a la que ahora no me dejan volver. Quiero terminar allí mis días, y ser enterrado entre aquellas montañas".
Murió en 1909 a causa de una pulmonía

Por María Ester Nostro
Fecha: 7/5/2016

Nota relacionada:
La resistencia indígena en América del Norte, 30 de abril 2016