Nuestro corresponsal recrea en esta nota los recientes andares por las provincias peruanas de Cajamarca, San Marcos y Cajabamba, con el ánimo de recopilar cuentos para una nueva publicación

Recorriendo el sendero de los libros que caminan

El pasado agosto, con nuestros amigos ingleses de Sarah’s Rural Library Fund, visitamos varias de nuestras bibliotecas en las provincias de Cajamarca, San Marcos y Cajabamba. Estuvimos con José Isabel Ayay Valdez, en la zona quechua de Cilimpampa, cargando el ánimo, la sabiduría y el humor.

Luego con Pascual Sánchez de Chuco, coordinador veterano de nuestras Bibliotecas Rurales en su zona. Él nos contó cómo su amor por la lectura fue inspirado por su padre y cómo pasó muchas noches largas con su lámpara de mecha leyendo libros prestados. Lamenta la ironía de cómo justo cuando la lectura se hace más fácil por la llegada de la electricidad, el libro se abandona por el televisor. Por esta razón, explica, el trabajo de las Bibliotecas Rurales es importante ahora más que nunca: para continuar con nuestra fortuna y para mantener viva nuestra capacidad de viajar a nuevos mundos cada vez que destapamos una caratula.

Después visitamos la comunidad de Pingo, en Cajabamba, que alberga la Biblioteca Rural en su escuela primaria. Los niños, con sus padres y profesores, compartieron con nosotros presentaciones teatrales iluminadoras, de cuentos que recogieron de los mayores en su comunidad. Luego tuvimos el honor de participar en una minga de trilla, el arte tradicional para separar la paja del grano, brindando con chicha.

El viaje no cesó: pernoctamos en la casa de nuestro compañero Jacinto Aguilar Neyra y escuchamos a la luz de la luna sus recuerdos como coordinador de Bibliotecas Rurales durante los años cruentos, cuando el país fue sacudido por la violencia de la guerra interna. La generosidad de los libros y el coraje de los humildes hicieron posible el seguir caminando.

Y estuvimos en la comunidad de Corralpampa, cuya biblioteca también se encuentra en su escuela primaria. Participamos en un extraordinario compartir de cuentos, donde los niños se reunieron alrededor de nosotros para retransmitir lo que sus mayores habían pasado a ellos. La magia de la tradición oral andina, el paso de la antigua sabiduría de generación en generación, se hizo sentir por todos cuando vimos y oímos las palabras de nuestros antepasados nacer de las bocas de los niños.

Por Alfredo Mires Ortiz
Fuente
Bibliotecas Rurales de Cajamarca, Alfredo Mires Ortiz
http://bibliotecasruralescajamarca.blogspot.com.ar/2016/09/andares-en-cajabamba.html
Fecha: 21/9/2016

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