¿Una oportunidad o un nuevo acto de vasallaje? Un ejemplo es el caso del Dakar en América Latina que se desarrolla a espaldas de la sociedad y que equipara con dinero el uso patrimonial del territorio

Los procesos de globalización no sólo de capitales, recursos, materiales, información sino también de personas, nos hacen considerar que el turismo genera una profunda complejidad en su tratamiento.

La mercantilización de la vida de forma extrema alentada desde pautas de comportamiento consumistas y vacíos existenciales que el sistema instaló, hoy parecen desesperar a grupos que entienden que la crisis no es sólo climática o económica sino social. Los valores ideológicos sustentan los enfoques de los modelos de vida y el turismo no escapa a estas lógicas deshumanizantes.

Reconsideremos a este nuevo turista en este contexto actual, ávido de novedosas experiencias, que pretende comprar experiencias de vida, con la intención de escaparse de su realidad rutinaria y de vacíos existenciales; alentado por los medios que los manipulan en una carrera de consumos que nunca acaba. El lema sería: “no eres nadie sino posees una abultada billetera, auto último modelo y pasas unas paradisíacas vacaciones posando con un arma cazando animales exóticos”.

Por esto es necesario comprender que la actual percepción sobre nuestra región América Latina genera que sea la más propicia para estos destinos donde ofrecen aventuras únicas.

En este punto interpelamos el tema de los derechos humanos de los pueblos indígenas ya que se los considera en las ofertas turísticas territorios, espacios, costumbres, conocimientos, bienes culturales, etc. que les pertenece.

El turismo utiliza como “caballito de batalla” el lema del desarrollo regional, que no llega y que tras kilos de documentos bien intencionados y litros de tinta, aún no se materializan en función del bienestar de las comunidades y la sociedad.

Es importante que se establezca leyes, reglamentos y normas para ordenar las operaciones de turismo al interior de los territorios indígenas acorde a los lineamientos de cuidado y preservación socioambiental.

Desde el plano de las relaciones socioeconómicas es fundamental evidenciar parámetros de desarrollo que evidencien que no se sigue sosteniendo el empobrecimiento crónico y la dependencia de dichos grupos como rehenes a economías que no les favorece para nada.

Fuente: Indec 2015

El caso del Dakar en América Latina que se desarrolla a espaldas de la sociedad y que equipara con dinero el uso patrimonial del territorio es un ejemplo.” Los sitios arqueológicos y paleontológicos son uno de los tesoros de América latina. Para la preparación del recorrido se necesita una estrecha colaboración entre los equipos del rally y las autoridades concernientes por estas cuestiones ambientales y culturales. Es así como en Bolivia, este trabajo se realiza en coordinación con los Ministerios de la Cultura y del Medio Ambiente y que en Argentina, esta concertación se organiza con todos los servicios concernientes de cada una de las provincias por donde pasa la competencia” (http://www.dakar.com/dakar/2017/es/medio-ambiente.html)

El desarraigo es fundamental para los objetivos de este turismo depredador donde también existen “proyectos turísticos en los que no se considera la presencia campesina, ni siquiera humana, y donde los agentes del capital impulsan el desarrollo de la teoría del conservacionismo y la ecología profunda (paisajes sin seres humanos) para penetrar en ellos, controlar sus recursos y explotarlos” (Carlos García Palacios, Madrid, Junio 2013)

“De hecho, la inversión turística efectuada en territorios indígenas a nivel latinoamericano rara vez ha considerado la presencia de comunidades indígenas en su planificación, empleando únicamente sus tradiciones y costumbres como bienes transables Por su lado, la industria de viajes, los operadores de turismo y quienes prestan facilidades para la estadía local, sólo las consideran como fuente de mano de obra barata para la atención de los visitantes, o para explotar lo típico o exótico de sus costumbres” (Carlos García Palacios, Madrid, Junio 2013).

América Latina tiene un contexto humanista, sigue recibiendo inmigrantes y no los echa al mar. Pretendemos mayor respeto por nuestra gente, nuestra naturaleza. América Latina y su riqueza cultural merece respeto así como que quienes viajan a conocerla se preparen para disfrutarla y cuidarla.

El turismo debe ser planificado y organizado para que no genere desequilibrios produciendo daños irreversibles a nuestra gente. Es clave la conciencia de convivencia y educación patrimonial, por estas cuestiones es que se hace necesario un llamamiento general sobre estos temas donde los derechos humanos de todos se respeten. Este sería un paso para no considerarnos en relación de vasallaje.

Por Claudia María Cóceres
Fecha: 13/1/2017

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