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Hace al menos unos quince mil años, en una fantástica aventura humana ingresaban los primeros habitantes al continente, los ancestros de los pueblos indígenas

Con excepción de Antártida, América fue el último continente en ser poblado por el ser humano. Científicos de diferentes partes del mundo investigan y debaten acerca de la antigüedad de dicho proceso, de las formas en que fue realizado y las vías de ingreso utilizadas para poblar esta parte del planeta. Día a día se producen avances en los estudios sobre los primeros americanos y sobre las condiciones ambientales de los momentos de la colonización inicial del continente. Muchos de estos nuevos conocimientos se mantienen con el estatus de hipótesis que deberán ser contrastadas o avaladas por nuevos descubrimientos o análisis. No obstante, existe una serie de ideas que cuentan con consenso y que permiten generar un panorama general de cómo y cuándo fue poblada América.

América miles de años atrás

Si bien la cronología del primer ingreso de los seres humanos en América es tema de debate, existen algunos datos que muestran que diferentes sectores del continente se encontraban poblados hace varios milenios. Debemos tener en cuenta que el escenario ambiental del inicio del poblamiento americano era distinto al actual. Hasta hace unos 10000 años, el clima era más frío, enormes glaciares ocupaban distintos sectores del planeta y la superficie emergida de los continentes era mayor. La fauna americana de entonces estaba caracterizada por grandes mamíferos actualmente extintos (tales como mamuts, mastodontes, megaterios, gliptodontes y caballo americano) que obtenían su alimento en los grandes pastizales que en la actualidad se encuentran en extensiones mucho menores. Con el paso del tiempo, el clima y los ambientes fueron cambiando hacia las condiciones actuales.

La cronología y las rutas que los primeros americanos siguieron a medida que ocupaban América son debatidos en diferentes ámbitos (que discutiremos en próximas notas), no obstante resulta claro que hace unos 14000-13000 años había grupos humanos desde el extremo noroeste hasta el Cono Sur. En sitios arqueológicos en la cuenca de los ríos Tanana y Nenana (Alaska), conjuntos de artefactos de piedra que fueron usados en campamentos, en los que se consumieron grandes mamíferos como mamut, caribú y bisonte, han sido fechados entre 14.000 y 12.000 años antes del presente. En esos momentos, Alaska se encontraba separada del resto de América por un gran manto glaciario (conocido como manto Laurentino) que impedía el paso a pié hacia los territorios más al sur.

Miles de kilómetros al sur, las evidencias halladas en el sitio arqueológico de Taima Taima (Venezuela) desde la década de 1960 muestran la cacería de megafauna. El hallazgo más notorio es una punta de proyectil (posiblemente de lanza) atravesando una pelvis de mastodonte. Este sitio arqueológico ha sido datado en 13000 años antes del presente.

En el cono sur de Sudamérica, existe otro sitio arqueológico con fechados similares que ha aportado un enorme caudal de datos acerca de los primeros americanos. Se trata de Monte Verde (Chile) cuyas primeras ocupaciones confiables también datan de hace 13000 años aproximadamente. Allí, la disposición de restos de troncos y estacas de madera fueron interpretados como vestigios de estructuras habitacionales, una suerte de poblado. Un dato destacable es que se hallaron restos de plantas medicinales (por ejemplo, boldo) utilizadas por los pobladores de Monte Verde, lo que indica un profundo conocimientos sobre los recursos vegetales. Las nuevas investigaciones realizadas en el sitio plantean la posibilidad de que las primeras ocupaciones sean de 4000 años más antiguas.

Algunas certezas

Estos ejemplos son sólo una pequeñísima parte de los contextos arqueológicos de los primeros americanos conocidos en la actualidad, pero nos permiten ilustrar las ideas que los arqueólogos tenemos sobre cuándo y cómo se pobló el continente. En este sentido, la evidencia arqueológica indica que hace 13000 años sectores tan distantes de nuestra América, como Alaska y el sur de Chile, se encontraba ocupada por humanos. En base a esto, el ingreso inicial de los humanos se produjo con la necesaria anterioridad (quizás 2 o 3 milenios) como para que los grupos se expandieran por casi todo nuestro continente. La subsistencia de estos primeros americanos estaba basada en la caza de animales (entre los que se encontraba la megafauna), la recolección de vegetales y la pesca. Una idea importante para destacar es que los primeros pobladores del continente tuvieron la flexibilidad para interpelar los diferentes ambientes con los que se cruzaron, obteniendo los conocimientos necesarios para determinar cómo utilizar los recursos naturales presentes en cada uno de ellos.

Entonces, se observa que desde momentos tempranos el proceso de poblar esta parte del planeta fue de la mano de la diversificación de las formas de hacer las cosas (lo que llamamos “cultura material”) y de los conocimientos sobre el ambiente, lo que pudo constituir la base de la enorme riqueza y variabilidad cultural de nuestro continente.

¿Desde dónde y por dónde?

Las investigaciones desarrolladas tanto desde la arqueología como desde otras disciplinas (por ejemplo, la antropología biológica y la genética) indican que el proceso de poblamiento de América debe haber involucrado más de una oleada migratoria. La ruta que cuenta con mayor anuencia es la de un ingreso desde el este asiático a través del estrecho de Bering y/o por la costa del océano Pacífico. Sin embargo, se mantienen en el debate otros puntos de partida, tales como Oceanía y la región cantábrica en Europa.

La arqueóloga argentina Laura Miotti propuso un modelo de posibles rutas de dispersión original de las poblaciones en Sudamérica, basado en la disponibilidad de recursos indispensables para la vida humana (agua, fauna, vegetales) en la cercanía de cursos o cuerpos de agua. Según esta autora, las costas atlánticas y pacíficas fueron utilizadas como corredores principales y los ríos que allí desembocan sirvieron como vías de acceso hacía el interior del continente. En este sentido, muchos de los sitios arqueológicos más tempranos de nuestro país sitios se ubican en “ambientes acuáticos”, tales como Arroyo Seco 2 (en el sur de la provincia de Buenos Aires, con dataciones de alrededor de 13000 años); Piedra Museo (noroeste de Santa Cruz, también fechado en alrededor de 13000 años) o Agua de la Cueva (norte de Mendoza, cuyas primeras ocupaciones datan de hace 11000 años).

Por: Darío Hermo
Fecha: 9/1/2016

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