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Quieren volver a sus territorios en la selva del Guaviare, Colombia, pero los frenan las minas que dejó la guerrilla y el narcotráfico

Los nukak makú eran una de las últimas etnias nómadas del continente y deambulaban por la selva sin afán y sin más temor que ser mordidos por una serpiente. Sin embargo, la presión de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) los obligó a abandonar su territorio y a refugiarse en pequeños caseríos y en San José del Guaviare desde comienzos del 2000.

Desde entonces dejaron de vagar por la selva, de pescar, de recoger frutos silvestres y de ser los dueños del gran resguardo nukak, de más de 800.000 hectáreas en el Guaviare. Ahora están reducidos prácticamente a ser unos indigentes. Viven de la ayuda oficial, no tienen territorio, son desplazados y enfrentan un permanente conflicto con los campesinos ‘blancos’.

Y si bien no lo expresaron públicamente, sí fueron los nukak los más interesados en el proceso de paz con las FARC. Estaban convencidos de que una vez se firmara el acuerdo con la guerrilla, ellos podrían volver a caminar la selva sin temor.

Pero eso no ha pasado, pues no solo en el Guaviare quedó una disidencia de esa guerrilla, que se calcula en más de 400 hombres dedicados particularmente al narcotráfico, sino que hay una buena parte del territorio sembrado con minas antipersona y en su selva abundan los colonos y los cultivos de coca. Por eso, por ahora, el retorno de los últimos 700 nukak que existen no parece fácil.

Sin embargo, desde el gobierno nacional aseguran que están comprometidos con esa comunidad indígena y que se está evaluando el retorno de los nukak con el acompañamiento del Ministerio de Defensa y de otras instituciones.
Según el viceministro del Interior, Luis Ernesto Gómez, lo primero que se está haciendo es revisar la situación de orden público y de acuerdo con esa valoración se determinará qué garantías requieren los indígenas. El funcionario fue claro en que este debe ser un proceso concertado, que deben ser los mismos nukak los que digan si quieren volver y qué garantías necesitan para hacerlo.

Gómez reconoció que el territorio debe ser sometido a un proceso de desminado, que debe haber garantías de acompañamiento del Ministerio de Defensa y una atención integral para los nativos. “Y dependiendo de la decisión de los nukak, el retorno de ellos, si están de acuerdo, puede comenzar en abril”, dijo el viceministro.

“Y dependiendo de la decisión de los nukak, el retorno de ellos, si están de acuerdo, puede comenzar en abril”, dijo el viceministro. Pero Marisela Lozano, secretaria de Gobierno del Guaviare, no está tan convencida de esto y asegura que hasta ahora no se ha activado ningún plan de retorno para los indígenas. “Eso mínimo requiere de unos seis meses para ponerlo en marcha”, dijo la funcionaria.

Ojalá podamos volver

Joaquín Nibe, uno de los pocos líderes que tienen los nukak y que habla español, dice que aunque el desplazamiento de su comunidad se dio desde comienzos del 2000, ellos siguen “luchando por volver”. De 30 años y miembro de la etnia guayarimunus, que originalmente vivía en la frontera con Guainía, recordó cómo fueron desplazados por miembros de las FARC.

"Una mañana del 2005, no recuerdo de qué mes, un grupo de hombres uniformados y armados llegaron hasta nuestra comunidad y simplemente nos dijeron que teníamos que irnos de inmediato”, recordó.

De acuerdo con su relato, les dijeron: “Váyanse por donde quieran y para donde quieran”. Y ese mismo día, antes de que el sol se ocultara, ellos le dijeron adiós a su tierra. En canastos y en los chinchorros donde dormían envolvieron sus pocas cosas, sus ollas y sus escasas pertenencias, y se metieron al monte rumbo a San José del Guaviare. Como en la historia de la Biblia, guiados por un Moisés, caminaron durante varios días con sus noches y sus lunas hasta que llegaron a San José.

Recuerda que fueron tiempos difíciles, en el que aguantaron mucha hambre, en el que sentían temor todas las noches. Además, estaba la tristeza de salir de la tierra en la que siempre habían vivido. Y tras esto, no les quedó más remedio que quedarse a vivir con los ‘blancos’. Tuvieron que poner fin a su vida como nómadas.

En el 2009, Joaquín entendió que lo más práctico era aprender a hablar español, pues era su única manera de interactuar con los blancos. Y no lo aprendió en ninguna academia, sino, según él, escuchando y memorizando. “El español todavía me queda muy pesado”, dice este hombre de hablar pausado. “Aquí no hay nada en qué vivir, los indígenas necesitamos algo para la comunidad. No hay espacio para sembrar, cazar o cultivar”, asegura este líder indígena, padre de tres hijos.

“Hoy estamos fuera del territorio, estamos luchando por volver. Ojalá podamos volver rápido porque nos hace falta estar en nuestra tierra”, concluyó Joaquín. Según sus cuentas, una vez puedan volver, el recorrido a pie hasta su tierra, por la selva, puede durar unos 30 días. No obstante, está convencido de que pueden ser los días más felices de los últimos años para su comunidad.

¿Cómo están hoy?

Unas de las familias nukak más importantes está en la vereda Agua Bonita, en las afueras de San José del Guaviare, donde permanecen más de 120 nativos. Los demás están en otras zonas del departamento, pero por ahora no son nómadas.

Durante todo este tiempo, estos indígenas conocieron las gaseosas, los helados, la televisión y muchas otras cosas del mundo de los ‘blancos’, incluidas algunas enfermedades, que hoy parecen haberlos hecho perder parte de su cultura y sus tradiciones.

Aunque tanto la Gobernación como la alcaldía de San José y el Gobierno Nacional hacen esfuerzos para atender a estas comunidades, el asunto no es fácil. Y no es sencillo porque son pocos los indígenas que hablan español –pues no es su lengua materna–, porque tienen problemas de alimentación y porque no tienen el concepto de propiedad privada, lo cual les produce permanentes enfrentamientos con los ‘blancos’ y porque, definitivamente, ellos quieren ser nómadas.

Además, la atención con ellos no es fácil, porque, por ejemplo, la alimentación que les envía el Gobierno, de manera elemental, son productos no perecederos, como fríjoles, lentejas, garbanzos o enlatados, algo que ellos no saben preparar o simplemente no comen. En este momento, cuando hay verano en la zona y escasean los frutos silvestres y la comida de monte, los nukak pasan por una situación complicada: “Estamos aguantando hambre”, admitió Joaquín Nibe.

Por Jorge Enrique Meléndez
Fuente:
El Tiempo
http://www.eltiempo.com/politica/proceso-de-paz/nukak-maku-no-pueden-regresar-a-sus-tierras-por-cultivadores-de-coca-72202

Nota de ElOrejiverde: Esta es una nota que tiene unos dos meses de publicada en Colombia, pero la situación de los nukak no parece modificarse. Hace pocos días, líderes de la comunidad de la zona de Golondrinas, municipio del Retorno Guaviare, hicieron un llamado a las autoridades municipales y departamentales a mirar la delicada situación que atraviesan las comunidades. Enfermedades como virosis y respiratorias aquejan a los niños sin que se pueda hacer muchos en materia de salud porque no cuentan con un puesto de salud y menos personal que atienda la problemática de esta comunidad. No disponen de medicamentos y carecen de buenos alimentos por lo que la mayor parte de los niños sufren de desnutrición. Es imprescindible que las autoridades aceleren el proceso de reinstalación en sus tierras de este pueblo, muy castigado en los últimos años.

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