LOS CACIQUES (primera entrega)
En esta primera entrega sobre Los Caciques haremos una reseña de una parte de la historia focalizada en la región de Pampa y Patagonia, y especialmente la pampa -o las pampas, como también se la conoce- porque fue allí que se jugó, hacia fines del siglo XIX el destino de una Argentina sin los pueblos originarios.
Esto no excluye que en el futuro podamos adentrarnos en la historia de los caciques del Chaco, el otro gran territorio indígena libre.
Desde la llegada de los conquistadores españoles y hasta la autodenominada “conquista del desierto”hacia fines del siglo XIX, los pueblos originarios de las regiones del Chaco, Pampa y Patagonia sostuvieron esas tierras ancestrales, en calidad de “territorios indígenas libres”. El climax de esta situación y del poder indígena se vivió durante buena parte del siglo XIX y hasta la “conquista del desierto” cuando las fuerzas militares del Estado Nacional aniquilaron a las comunidades libres de la llanura.
El poder de los pueblos indígenas se consolidó entre otros factores por la presencia de los líderes indiscutidos que fueron los caciques (lonkos) quienes aglutinaron a miles de personas y sostuvieron una forma de vida que apuntaba desde sus identidades a la con formación de un proyecto de diversidad cultural con eje en las tolderías. Muchos de estos grandes hombres de nuestra historia por encima de la violencia de la época y de los enfrentamientos librados para la defensa de sus culturas, evidenciaron una clara intención hacia la integración con la nueva sociedad en formación, en la medida en que fueran respetados sus derechos como habitantes originarios (Martínez Sarasola 2010 b: 216; 2012:.....)
Esta idea la alentaban desde mucho tiempo atrás, en la medida que ellos pudieran mantener “sus campos”; preservar sus formas de vida y sus cosmovisiones y sostener una actividad económica y comercial que diera sustento a las comunidades, actividad esta última, por otra parte, que ya integraba sus prácticas tradicionales con las nuevas que iban incorporando fruto de los intercambios de frontera
Este proyecto de diversidad cultural que muchas comunidades indígenas sostuvieron, se manifestó desde los mismos albores de la conquista española , al integrar, al sumar al “otro” a sus vidas (Herrén.....). El cautiverio como hecho cultural de aquellos tiempos turbulentos (y que se dio de parte de los dos bandos enfrentados) fue una fuente inagotable para la sumatoria de nuevas gentes a las tolderías as que pasaban a cumplir distintos roles: desde guerreros hasta personal de servidumbre en la atención de las viviendas.
Pero la sociedad indígena no incorporó solo a cautivos: albergó a refugiados, emigrados, desertores, viajeros, aventureros, enamoradas y enamorados, un vasto mosaico humano y de distintas vertientes étnicas y culturales que hicieron de las comunidades de la llanura una verdadera propuesta novedosa e integradora, que expresaba a su vez una forma de vida intolerable para los ojos de Buenos Aires. Y aquí creemos que se encuentra una de las claves del porqué se aniquilaron a esas comunidades. Existieron dos tipos de causas, las conocidas, fueron las de orden económico (implantación del modelo agro exportador); político(unificación del Estado Nación) militar (resolución de las cuestiones limítrofes con Chile) y religioso (la instauración masiva del catolicismo).
Pero las otras, las menos conocidas -en realidad las causas más profundas- tenían que ver con las características de un mundo indígena que a los ojos de los poderes centrales provocaban rechazo y temor. Las tolderías eran un mundo diferente, antagónico al modelo de exclusión etnocentrista y racista que propugnaba Buenos Aires; ese otro que vivía en las tolderías pertenecía a un mundo “salvaje” que se oponía a la “civilización” y que posibilitaba además la convivencia e integración de gentes de distintos orígenes étnico culturales .Y lo que era mucho peor: ese modelo de sociedad buscaba convivir, coexistir con la otra sociedad que los cristianos ,los blancos, los wincas, los criollos, estaban construyendo. Aquí, en este núcleo profundo radica una de las principales claves del país que no fue.
Los caciques fueron personajes con gran poder, llenos de títulos autoimpuestos; con sus“ estados mayores”, integrados por caciques menores, caciquillos y capitanejos al frente de sus respectivas comunidades y a su vez integrantes de la institución del Parlamento, máxima instancia en la toma de decisiones en donde la opinión de los Ancianos tenía un lugar preponderante; con sus eficacísimos lenguaraces y con sus escribientes que les permitían comunicarse al instante con el huinca, ya fuera en forma verbal o por carta, en las intrincadas negociaciones que se mantenían. Con detalles como los sellos con que firmaban las misivas oficiales. Con toda una estructura puesta al servicio de su mandato, que ser vía para acrecentar el respeto y la devoción por parte de sus comunidades.
El ciclo que va de 1830 a 1880, aproximadamente, puede ser tipificado como el de los grandes cacicazgos. En ese período los lonkos se cuentan por centenares. Y si sumáramos los capitanejos y conas, es decir la “segunda línea” de jefaturas, la cifra sería de cuatro números por lo menos. No es intención detallar aquí semejante nómina, pero sí señalar que puede confeccionarse un listado preliminar de los caciques más importantes de ese periodo histórico en función de indicadores tales como:
a) alcance de la jefatura (grupos indígenas involucrados) ;
b) cantidad de guerreros bajo el mando;
c) período de actuación prolongado y grado de influencia sobre los de más caciques y grupos indígenas y los centros de poder “blancos”.
Los protagonistas fundamentales que ocuparon la región de Pampa y Patagonia, fueron los pueblos ranqueles, mapuches (con sus variantes pehuenche, hulliche y voroga) y tehuelches septentrionales (günün ä küna), además de las variantes mestizas que se daban profusamente entre las distintas etnias mencionadas. Muchos de esos pueblos fueron también conocidos como “pampas”, lo que en realidad era una definición geográfica antes que étnico cultural, lo que demuestra la dificultad para precisar sus verdaderos orígenes y la complejidad del singular mosaico humano de aquel entonces.
Por El Orejiverde
Imagen: Indios Pampas. Carlos Morel
Fecha: 16/05/2022
El presente texto es extracto de fragmentos de los libros “Nuestros Paisanos los Indios” y “La Argentina de los caciques” de Carlos Martínez Sarasola.
- Fuente
- Escrito por El Orejiverde
- Categoría: Toda la tierra es una sola alma