La resistencia indígena en América del Norte
La evocación de algunos jefes de los actuales territorios de Estados Unidos y Canadá, cuyas acciones e identidades quedaron registradas en documentos militares y administrativos. Aquí la primera entrega de estas luchas por la dignidad
De entre esos documentos, intentaremos una selección basada en el impacto de los desempeños de esos grande jefes, teniendo en cuanta que, aunque sea imposible citar los nombres de todos los líderes de la resistencia, ésta se extendió a lo largo y a lo ancho del territorio, mayormente por la violación, por parte de los blancos, de tratados firmados (más de 300 solo en el siglo XVIII) previamente.
La rebelion de Pontiac
Expulsada Francia de Canadá en 1763, muchos grupos indígenas (13 tribus), se rebelaron contra los nuevos ocupantes británicos, descontentos por el trato que se les dispensaba y la presencia de colonos deseosos de instalarse en sus tierras alrededor de los Grandes Lagos, en la actual frontera entre Canadá y Estados Unidos.
Los jefes de la insurrección fueron Pontiac (Ottawa), Guyasuta, (Séneca) y Kaské, (Shawnee), influenciados por el profeta delaware Neolin quien proponía volver a la vida indígena expulsando a los europeos y todas sus costumbres.
Al principio, la acción rebelde se basó en la destrucción de los fuertes de la zona y el exterminio de todos sus habitantes. En Fort Pitt, luego de saquear doce plazas militares, los delaware fueron obsequiados con mantas que habían estado en contacto con enfermos y muertos de viruela, con la idea de contagiarlos, aunque sin resultados. Poco después, el objetivo fueron las caravanas de suministros y, posteriormente, el acoso a los colonos que se iban instalando en Virginia, Maryland y Pensilvania. La violencia de estos ataques produjo la reacción de los colonos, quienes organizaron matanzas sistemáticas de indios, hasta que en 1764, Benjamin Franklin logró una paz precaria apoyado por tropas regulares. Paralelamente, se volvió a ofrecer, como en otras guerras, una recompensa por matar a un indio, fuera hombre, mujer o niño. Los británicos más tarde intentaron la conciliación por medio de tratados. Dos años más tarde se firma un tratado formal de paz, en la Colonia de Nueva York. Es de hacer notar que, desde 1763, en Londres se elaboraba un proyecto destinado a separar las colonias inglesas de las tribus indias por medio de una frontera que ubicaba a éstos al oeste de los Montes Apalaches (hasta el momento frontera natural a la expansión de los blancos desde el este). El documento se conoció como la Carta de los Derechos Indios, pero los colonos europeos lo vieron como un nuevo obstáculo a su expansión, y fue una de las causas del levantamiento contra los británicos y posterior independencia de los Estados Unidos en 1776. Este territorio quedará en manos de Estados Unidos por la Paz de Versalles de 1783.
El siglo XIX
La relación entre los habitantes de América dependía directamente de las alternativas políticas en Europa, lo que creaba enfrentamientos o amistades entre los colonizadores o el pasaje de territorios enteros de una mano a la otra.
Luego de la adquisición de la Luisiana a Napoleón en 1803 y de la Florida a España (1819), los Estados Unidos (independizados de Inglaterra en 1776) enfrentan el tema de la integración territorial y la expansión masiva hacia el Oeste, urgidos por la “mano de obra desocupada” al fin de la Guerra de la Secesión (1860-1865) entre los Estados del Norte y los del Sur, los descubrimientos de oro en varios puntos del territorio (1829 en Georgia, territorio cherokee, 1848 en California y 1874 en las Colinas Negras, territorio sioux), y la vertiginosa creación de nuevos Estados como forma de organizar política y económicamente los territorios a medida que se los poblaba con colonos.
Este último proyecto se veía dificultado por la presencia de tribus indígenas, mayormente nómades y dependientes de la caza del bisonte, sin ánimo de incorporarse al orden institucional blanco y decididamente irreconocibles por éstos, dada su particular constitución, como naciones autónomas. Por esta razón, en 1812 se crea el Departamento de Asuntos Indios, fundamentalmente para vaciar el Este del Misisipi de grupos indigenas y coordinar su traslado al Oeste. Esto queda en manos del ejército y se produce una gran resistencia. También en 1812 se inicia una segunda guerra anglo-norteamericana por temas referidos al comercio de ultramar. En esta guerra actúa Andrew Jackson, militar y futuro presidente de los Estados Unidos, enemigo de los pueblos indígenas, que causará miles de muertes y sufrimientos al expulsarlos hacia el Oeste del Misisipi.
Tecumseh y el sueño de independencia
Tecumseh –Pantera que cruza el Cielo- pertenecía al pueblo shawnee, que en el siglo XVIII fue desplazado por los iroqueses del territorio de Ohio (sur de los Grandes Lagos ) hacia el sur, donde, al poco tiempo, deciden volver a su tierra originaria. Criado en el desarraigo y la guerra al blanco, Tecumseh se destaca como guerrero y líder natural de su gente, pero es derrotado, junto a sus aliados, en la batalla de Fallen Timbers.
Se retira entonces a Indiana junto a su hermano, el Profeta, quien anunciaba la vuelta al pasado con la protección de los ancestros, mientas que los blancos serían destruidos por calamidades apocalípticas. Para ello, su gente debía apartarse de la influencia de los blancos y conservar las costumbres indias, absteniéndose especialmente del alcohol. Allí Tecumseh inicia su proyecto de crear una Confederación india, alentado por el predicamento del Profeta entre las tribus de la región y su propia encendida capacidad oratoria, basada en lo que fue su lema: “Divididos seremos vencidos”
En 1809, el gobernador de Indiana, el general William H. Harrison (luego presidente de Estados Unidos) firma un tratado con varios jefes indios por los que éstos ceden su tierra al gobierno. Tecumseh expresa su oposición y amenaza con solicitar apoyo de los ingleses todavía presentes en Canadá. Luego comienza un largo viaje buscando alianzas, oportunidad que aprovecha Harrison, a pesar de existir entre ambos un tratado de no agresión, para atacar Tippecanoe Creek, el poblado de Tecumseh. Enterado el Profeta de la presencia de los militares, cae en trance y ordena un fuerte ataque en medio de la noche, aunque Harrison logra finalmente poner en fuga a los atacantes. Tecumseh hace entonces un formidable llamado a la guerra y un gran número de pueblos (tal vez el mayor número de toda la historia) responde a su convocatoria. Entre sus aliados se destaca Halcón Negro, jefe de los sauk, fox y winnebago, de Illinois y Wisconsin, quien lo secunda en los sucesivos y devastadores ataques que realizan a las tropas estadounidenses.
Contaba Tecumseh con la promesa de que, en caso de ganar su guerra, los ingleses protegerían las tierras indias del avance de los blancos y no duda en apoyarlos en el sitio de Detroit para marchar luego a buscar apoyo de los creek con quienes suman 3.000 hombres.
A pesar de lo sangriento de las batallas, Tecumseh insistía en respetar la vida de prisioneros y heridos. Es así que, durante una de sus ausencias reclutando aliados, el general inglés Proctor derrota a un regimiento norteamericano en el rio Raisin, comprometiéndose a tratar a los sobrevivientes como prisioneros de guerra y enviarlos a Canadá. En cambio, facilita grandes cantidades de alcohol a los indígenas, que se descontrolan, y masacran a los prisioneros. Aunque furioso, a su regreso, sigue aliado con los británicos frente a Harrison quien recibe constantes refuerzos y llega a tomar Detroit. Allí, Harrison dirige hábilmente una batalla que, luego de la rendición de los ingleses, se libra exclusivamente contra las tropas indias.
En este combate muere Tecumseh, aunque nunca se pudo encontrar su cadáver. La Confederación india se desintegra lentamente y la figura de aquel se convierte en leyenda entre indígenas y blancos como ejemplo de coraje y rectitud. En Canadá, varias monedas llevan su efigie
Halcón Negro
Disponiendo de Luisiana (1803), los Estados Unidos comienzan a “poner orden” en el territorio todavía habitado por cazadores y colones ingleses e innumerables tribus indígenas. Envían a Lewis y Clark a reconocer el territorio canadiense y prometen una renta a los sauk, banda de los fox , hasta encontrarles un espacio al Oeste para su asentamiento definitivo. Esto es inaceptable para los indígenas, para quienes la tierra no puede ser comprada ni vendida, y mucho menos rentada, por lo que rechazan la oferta. Así, Halcón Negro lucha al lado de Tecumseh contra los norteamericanos y es derrotado junto a su jefe en 1813.
En 1830, por un nuevo tratado, los obligan a ceder 100 mil kilómetro cuadrados al Este del Misisipi (además de un amplio territorio “neutral” para distanciarlos de los sioux). Este territorio era el lugar de residencia de verano de los sauk quienes lo encuentran ocupado por colonos y proceden a expulsarlos. Al año siguiente los sauk son desplazados por el ejército. El añoso y experimentado Halcón Negro convoca entonces a varias tribus a la resistencia armada, enfrentando exitosamente a los norteamericanos durante un tiempo, hasta que en julio de 1832 fue derrotado y capturado en batalla.
John Ross. una nación que no fue
En el sudeste del territorio norteamericano, en Georgia y norte de la Florida, existían cinco tribus que cuyas costumbres compatibilizaban, en algunos aspectos, con las de los blancos norteamericanos (por ejemplo, sedentarismo agrícola y propiedad privada, incluso de esclavos). Fueron los pueblos cherokee, chikasaw, choctaw, creek y seminola.
A pesar de la resistencia seminola, los pueblos vivieron en forma relativamente armónica hasta la sanción del Acta de Remoción India en 1830, cuando se endureció la presión para su traslado al “Territorio Indio”, en Oklahoma, al oeste del Misisipi. Una tierra que, prometía el gobierno, nunca sería ocupada por colonos blancos. La promesa, como de costumbre, nunca se cumplió.
Lo cierto es que ya en 1825, siguiendo el modelo occidental, los cherokee habían establecido una capital en New Echota y en 1827, por iniciativa de los jefes John Ross y Major Ridge, portavoz del Concejo Nacional Cherokee, adoptaron una Constitución escrita declarándose Nación Soberana e Independiente.
La reelección del durísimo Andrew Jackson como presidente de Estados Unidos convenció a Ridge de iniciar conversaciones no autorizadas con el gobierno. Por su parte, el legítimo jefe cherokee John Ross, permaneció inflexible. En 1835 sólo quinientos cherokees, encabezados por Ridge, firmaron el tratado de New Echota por el que se entregaba todo el territorio al este del Misisipi.
Con el aval de 15 mil firmas, en 1838 el Jefe Ross elevó una petición al Congreso pidiendo la invalidación del tratado. Como respuesta, el gobierno envió tropas para acorralar a unos 17 mil rebeldes y forzarlos a trasladarse a pie, a caballo, o como fuere a lo largo de miles de kilómetros hasta Oklahoma. Ante el hecho consumado, el Jefe Ross pidió que las marchas fueran organizadas por los propios cherokees, que dividieron a los migrantes en trece grupos de unas mil personas cada uno. Aún así, no pudo evitar que muchos enfermaran y murieran en el viaje. En 1984, un estudio histórico demográfico estimó que hubo 8.000 muertos en lo que se llamó El Sendero de las Lágrimas.
Unos mil individuos lograron huir y permanecieron en Georgia, junto a aquellos que demostraron ser titulares particulares de las tierras que ocupaban. Mientras tanto, la situación en Oklahoma condujo al asesinato de Ridge y sus partidarios, pero estimulando al pueblo cherokee a superarse y llegar a ser, en la actualidad, el pueblo indígena más numeroso de los Estados Unidos.
Osceola, jefe de los seminola
Los seminola, del Norte de la Florida eran el resultado de la fusión de varios pueblos, asimilando incluso a los esclavos fugitivos negros (a los que, a diferencia de otros indígenas, consideraban libres), y mantuvieron una convivencia relativamente pacífica con los españoles.
En 1818, Andrew Jackson invade la Florida en lo que se llamó la Primera Guerra Seminola, que termina con la venta de la colonia a Estados Unidos en 1821. Esto desencadena la persecución a los indios para la instalación de colonos norteamericanos.
A consecuencia de ello, algunos jefes, se avinieron a firmar un tratado consintiendo el trasladado de las tribus a territorios “adecuados” ubicados en Arkansas. Surge en ese momento la figura de Osceola, un joven y arrogante líder mestizo, quien increpa a los jefes pactantes e inicia una guerra de guerrillas. Luego de ser encarcelado y liberado, mata al jefe Emathla que se preparaba para emigrar, como así también al general Thompson, factótum del tratado. La rebelión de Osceola tiene un alto grado de violencia y audacia, ya que, dirigiendo a grupos de guerreros indios y negros, destruyó en un solo día dos compañías de infantería, por ejemplo, y mantuvo tres días más tarde violentas luchas contra las tropas norteamericanas.
Fue el general Jesup quien traicionó a Osceola cuando, en período de tregua, lo detuvo y lo encarceló primero en Florida y después en Carolina del Sur, donde murió en enero de 1838. Este período se llamó la Segunda Guerra Seminola y se desarrolló entre 1832 hasta 1842.
Por María Ester Nostro
Fecha: 30/4/2016
- Fuente
- Escrito por María Ester Nostro
- Categoría: El don de la palabra