La perseverancia de una joven de la comunidad originaria de Corral Blanco, Catamarca, que se recibió de abogada tras superar un largo desarraigo

Jorgelina del Valle Guerra, es oriunda de una comunidad aborigen y se recibió de abogada en la Universidad Nacional de Catamarca (UNCA) a principios de agosto. Actualmente se encuentra trabajando con una pasantía en la Fiscalía Penal 2.

Corral Blanco, es una pequeña localidad que está ubicada en el departamento de Belén. Allí, solo viven un centenar de habitantes en viviendas precarias y distantes. Para poder llegar deben recorrer un camino por cuatro horas a loma de mula, acompañados de burro que cargan con la mercadería y resistiendo a las inclemencias climáticas. Además, debían resistir al autoritarismo de la familia Pachado.

Sobre su infancia, dijo que sus padres subsistían hasta hace muy poco tiempo gracias a la economía del trueque, “la plata allá no la conocían”.

La carencia no era solo de golosinas, “a veces sufríamos la escasez de la harina y mi mamá tenía que remplazar el pan con maíz tostado o comidas con maíz molido”.

Abogacía

Jorgelina comentó reiteradas veces que decidió estudiar abogacía “porque quería ser alguien”. “Me inspiró la injusticia en las comunidades y la situación de vida”.

“Mi papá” –explica- “siempre nos sentaba y nos hablaba: ustedes tienen que estudiar, ese es mi mayor recuerdo”. A raíz de esta enseñanza, manifestó que sus hermanas “tienen una historia tan valiosa como la mía, pasaron muchas necesidades para logar un objetivo de muchos otros”.

Superaciones constantes

Pero recibir su titulo no fue fácil, debió pasar por varias etapas como sufrir el desarraigo de su hogar, trabajar en casas de familias, en comercios donde la explotaban y golpear muchas puertas donde no sabía lo que se podía encontrar.

Llegó desde Corral Blanco a la Capital con apenas 11 años, preparada para cuidar a una niña en una casa de familia con el compromiso de que la mandarían a estudiar.

Cuando terminó el secundario, decidió continuar en la Universidad de Buenos Aires. “Esa decisión me llevó a pasar por situaciones límites, me encontré en la calle golpeando puertas y pidiendo que me dejen estudiar. Finalmente, conocí a una señora muy buena y empecé a estudiar a distancia en la UBA”.

La situación se volvió complicada para Jorgelina, ya que las demandas aumentaron en la familia que la contenía y decidió volverse a Catamarca, donde finalmente se recibió escoltando la bandera y con uno de los mejores promedios de la UNCA.

Por El Ancasti

Fuente:
http://www.elancasti.com.ar/info-gral/2017/8/11/ejemplo-superacion-joven-comunidad-originaria-recibio-abogada-343668.html
Fecha: 16/8/2017