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Los extraordinarios logros y la actualidad del Programa de Conservación del Cóndor Andino incluyen la recuperación del profundo sentido espiritual que para los pueblos indígenas tiene el ave voladora más grande del mundo

Cuando llamamos a Luis Jacome, director del Programa de Conservación del Cóndor Andino (PCCA) con base en el Zoo de Buenos Aires, nos pidió muy amablemente que lo volvieramos a hacer en unos minutos. “Estoy en medio de una captura”- nos explicó.

Asi lo hicimos y Luis, ya más tranquilo nos cuenta que estaba ocupado atendiendo a Pehuel, el cóndor más longevo del Programa. Tiene 70 años, está con cataratas y ciego, con lo cual hay que darle el alimento en sus garras para que pueda comer, entre otros tantos cuidados que el buen pájaro requiere. Pehuel hizo pareja en su momento con Killén - “que ya partió”- y tuvieron a Inti, el primer condorito nacido con la técnica de incubación artificial en Latinoamericana.

“Los cóndores son monógamos, tienen una cria cada tres años, pero nosotros aplicamos la técnica de puesta múltiple por lo cual al poner el huevo se lo retira, y al mes pone un segundo huevo, por lo que en un año la pareja puede tener hasta dos crias. Esta técnica es una de las “patas” de nuestro Programa”- explica Luis.

Un excepcional Programa de conservación

Las cuatro partes del PCCA son: Incubación y Cria Parental; Rescate y Rehabilitación; Liberación en Ambientes Naturales; Relación ancestral con las Aves. Este último es el aspecto educativo en donde existe una intima relación con los pueblos indígenas.

Del total de aves rescatadas y en rehabilitación se liberan un 70 % mientras que el resto se destinan a reproducción y una mínima parte mueren por el estado de deterioro en que han llegado. Desde el año 2000 se han rescatado unos 130 cóndores, sólo el año pasado han llegado unos dieciséis, siempre a partir de los convenios que el Programa tiene con las provincias y distintas instituciones.

Las crias nacidas en cautiverio (la primera fue en 1993) son hasta el momento 51 y todas han sido liberadas lo que constituye un verdadero récord. Desde 1996 han sido liberados 158 cóndores, una cifra realmente llamativa. Hay que tener en cuenta que si bién no es una especie en extinción, el cóndor está considerado como vulnerable, con lo cual los cuidados que se tengan con ellos resultan imprescindibles.

Volamos con los pájaros

Una vez liberado el animal la pregunta obvia es como se realiza su seguimiento. “Tenemos 4 tecnologías para esto” -contesta Luis- “la primera es un chip que marca al pájaro y que esta incluido en un Registro Latinoamericano de Cóndores en Cautiverio; se le colocan también las “bandas alares” de vinilo, azules para los machos y blancas para las hembras; son elementos integrados a sus cuerpos, los toman como algo de ellos, tanto es asi que los otros cóndores se acercan e investigan esos “agregados” que ellos no tienen; en una de las alas pueden llevan un radiotransmisor de radio que nos permite captarlo hasta 75 km. Pero lo que realmente nos cambió sustancialmente la perspectiva respecto a los cóndores, fue cuando en 1997 incorporamos en la otra ala un transmisor de seguimiento satelital”. Un Luis conmovido dice entonces la frase que es toda una imagen: “a partir de ese dispositivo nosotros volamos con los pájaros” y explica como el dispositivo es monitoreado desde las computadoras con la ayuda de la cartografía digital, con lo cual “podemos seguir al cóndor en todos los trayectos que realiza, sabemos su posición, su altura, la dirección, la fecha, la hora, es fantástico, vamos volando con ellos”

Estos avances tecnológicos han permitido conocer del cóndor mucho más de lo q ue de el se sabía: que vuelan a 10.000 metros de altura, que pueden atravesar toda la Argentina de sur a norte y de este a oeste, recorriendo un promedio de 200 km diarios y que su velocidad crucero puede alcanzar los 120 km por hora; que se cansan muy poco porque planean durante largos periodos utilizando las corrientes de aire en busca del alimento.
Todos estos datos y muchos más son posibles de obtener gracias a estos dispositivos, pero lo que ellos no pueden explicar es el carácter sagrado que esta majetuosa ave tiene para los pueblos indígenas. Esto corre por cuenta de los originarios y de sus admirables cosmovisiones que vienen -como los cóndores- desde algún tiempo muy pero muy lejano.

Volver a Payleman o uniendo la ciencia con la espìritualidad

“Desde un principio siempre nos preguntamos por qué esta ave tan particular por su tamaño, sus caracteristicas atemorizantes, sus prácticas carroñeras, en fin el por qué con toda esta carga sin embargo es tan fuerte su espiritualidad ligada su vez a la cosmovisión de los pueblos indígenas...yo me preguntaba....esta gente sabe algo....y fue asi como empezamos a trabajar ellos, uniendo a la ciencia con la espiritualidad”

Luis va directamete al meollo de la cuestión: “hay cosas que no podemos explicar, como por ejemplo que el 100 % de los huevos fértiles se convirtieron en cóndores liberados....es algo realmente excepcional...no ha sucedido en ningún lugar del mundo un caso asi....”

En esta linea, Luis nos explica como fue que generaron el regreso de los cóndores a sus dormideras de la costa del Atlántico :”nosotros sabiamos por naturalistas como el perito Moreno, Darwin, Hudson, Claraz o d'Orbigny que los cóndores habitaban alli, pero que con la llegada del “hombre blanco” y la “conquista del desierto” fueron desapareciendo los últimos ancianos indígenas, y las aves abandonaron el lugar, replegándose a la Cordillera, a las dormideras ancestrales (incluso los que han sido criados en cautiverio, siempre buscan las condoreras antiguas)

En 2003 Luis y su equipo realizaron una exploración en búsqueda de las viejas condoreras abandonadas que sabian existian en algunos puntos de la costa patagónica. Esa exploración se convertiría en un viaje iniciático. Recorrieron 2000 km en un intento que se fue tornando cada dia más y más infructuoso. Paradójicamente, Luis percibía que el cóndor era el que los llevaba....Una tarde, cuando ya prácticamente habian dado todo por perdido, llegaron hasta una de las playas y entonces Luis se sentó en la arena y frente al Océano cerró los ojos....cuando los abrió habia pasado cerca de una hora y las aguas por efecto de la marea habian retrocedido, dejando frente a él una piedra extraña. Bella y extraña. En un impulso la tomó en sus manos y ordenó el regreso. La búsqueda de las condoreras habia finalizado sin éxito.

Sin embargo y después de un largo rato de andar por la ruta, a Luis le llamó la atención un paisaje que se presentó a su derecha....un paisaje que....era la réplica de la piedra que guardaba entre sus manos ! Alli estaban las condoreras !

Lo que siguió después fue una sucesión de hechos atados unos con otros como las cuentas de un collor mágico y misterioso: el ir llegando al lugar guiados por mapuches que iban encontrando, todas personas ligadas a los cóndores del Otro Tiempo, de los que vivian alli en la época de los Antiguos; el pedir permiso a Futa Chao para poder ingresar al lugar de las dormideras; la ausencia de sorpresa de los paisanos ante la llegada de los extraños, recibidos con un simple y tranquilo “los estabamos esperando” explicándoles que ellos sabian que eso iba a suceder porque “los pájaros estaban cantando distinto”....Todos les fueron refiriendo los testimonios de sus padres y abuelos: “mi papá veía los condoritos, esos que hace cien años que ya no existen”.

El lugar-réplica-de-la-piedra que habia llegado a las manos de Luis en aquella playa de la meditación, era Payleman, que en lengua mapudungun significa “lugar de descanso del cóndor” A fines de 2003 se produjo la primera liberación. Resonaban todavía las palabras de Teresa Epulef: “ya era el tiempo del retorno de los cóndores”.

Esa vez, el paisano que ofició la ceremonia, don Manuel Cayu, lonko de la comunidad de los Berros, pasó suavemente agua sobre las alas al ave que iba a ser liberada. Desde entonces, pasaron muchos años y en medio de ese desierto, cada vez que se suelta un cóndor, vuelve la ansiada y vivificante lluvia, lo que es un hecho absolutamente inusual para la zona. Incluso han empezado a nacer plantas que no existian.

“Pero nadie busca ya explicaciones”- dice con inteligente aceptación Luis- ”simplemente sucede, los paisanos indígenas tampoco buscan las explicaciones, ellos saben que es asi, como cuando nosotros sabemos que si oprimimos una tecla la luz se encenderá, sin conocer el proceso por el cual esa acción hace que la luz se encienda.....sucede que los originarios saben donde están las teclas....” Hoy las liberaciones de cóndores se realizan con una participación creciente de representantes de pueblos indígenas, mapuches, kollas, guaraníes, hasta con machi que vienen desde Chile. Ultimamente se hicieron presentes paisanos günün ä kunä “los que empezaron a cerrar el circulo” al decir de Luis.

Según Daniel Huircapan, para ellos Payleman en su lengua günün ä jaish equivaldría a “condor echado” lo que está asociado con los cementerios de los humanos, lugares que el cóndor no solo protegeria sino en los que tendria una activa participación: es que Janaja (cóndor) es el encargado de llevar las almas de los muertos al mar, hasta Wasü, el guardián del paso, quien a su vez la guia hasta la barquera, la ballena (Walanak), que finalmente la transportará hasta su nueva morada.

Volver a Payleman significó también reestablecer la alianza del Cóndor con la Ballena, de la Cordillera con el Océano, en una unión que felizmente ha vuelto a suceder. Desde los miles metros de altura seguramente Janana custodia esos secretos solo compartidos con los espiritus de los Antiguos que también están allá Arriba, en las estrellas. Como dice Carmelo Sardinas, el Tayta Ullpu, asiduo oficiante de las ceremonias de liberación: “el Kunturi Mallku, el espiritu del cóndor, es sagrado por tener contacto con los astros y esa energía baja al Ayllu, entonces uno aprende de los movimientos, de los mensajes y se los honra, porque anuncia nacimientos, muertes, uniones de hombre y mujer...Esto es muy antiguo por ser reconocido desde los tiwanakotas y los inkas.....ahora nosotros continuamos con las tradiciones de cuidar, proteger y respetar”.

Para mayor información acerca de Luis Jacome y del PCCA
https://www.facebook.com/ProgramaConservacionCondorAndino/
www.bioandina.org.ar

Por ElOrejiverde
Fecha: 1/2/2016

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