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Una problemática frecuente en aquellas comunidades que cuentan con bibliotecas: la ausencia de bibliotecarios indígenas como responsables de las llamadas Casas de la Memoria

Hace ya unos 16 años, en el Encuentro Latinoamericano sobre la atención bibliotecaria a las comunidades indígenas realizado en México, bibliotecarios de diversos países de América Latina esbozaron un modelo de formación para profesionales de la información que desearan brindar un servicio en comunidades de pueblos originarios. El tratamiento académico y los eventuales trabajos de campo permitieron considerar algunas conclusiones:
Es deseable que quien atienda a estos grupos sea preferentemente originario de la etnia, que sea bilingüe (lengua materna y lengua franca, en este caso el español), con formación teórica en ciencias sociales, antropológicas, lingüísticas y bibliotecológicas. Un conjunto de conocimientos, aptitudes, habilidades y actitudes que lo ubiquen como nexo entre dos culturas y que le permitan reconocer y valorar la cultura propia manejando diferentes tipos de soportes.

Desde entonces mucha agua ha pasado debajo del puente. Se realizaron aportes que han puesto el énfasis en la formación técnica interdisciplinaria, considerando previamente las características y necesidades de información de la propia biblioteca y de las comunidades. Se presentaron ponencias en congresos sobre la necesidad de generar un puente entre los pueblos nativos y el “mundo exterior”, se llevaron adelante investigaciones a conciencia en localidades plurilingües, generalmente en zonas de extrema pobreza.

Otros autores han hablado de representatividad con el fin de potenciar la identidad de la etnia. Del mismo modo se aportaron ideas sobre como considerar el uso de tecnologías, proponiéndose el establecimiento de ejes curriculares y áreas de conocimiento que faciliten la comprensión e interacción del estudiante indígena para la atención bibliotecaria en su comunidad. Se han promovido actividades de alfabetización, incluyendo presencia del bibliotecario en las principales celebraciones de la etnia. Se presentaron planes de capacitación para uso de herramientas informáticas que favorezcan la automatización de bibliotecas y administración de las mismas. Se plantearon materiales bibliotecológicos específicos para las unidades indígenas, con el objetivo de preparar al bibliotecario para que pueda organizar una biblioteca popular y ser un animador sociocultural, incluyendo la difusión de información biomédica y agropecuaria.

Se propuso, siguiendo los lineamientos de la UNESCO, la creación de un sistema de tesoros humanos vivos para salvaguardar lo que se consideró como patrimonio intangible mediante grabaciones, registros y archivos. Se formularon propuestas para detectar y seleccionar materiales gráficos, pictóricos, auditivos, visuales o tridimensionales, que estén relacionados con las formas y medios de comunicación que prevalecen en las culturas indígenas. Se aconsejaron servicios de extensión bibliotecaria tendientes a potenciar la figura del bibliotecario.

Todas estas propuestas surgieron como un proyecto social pretendiendo dar respuesta a una necesidad cultural, vinculando al bibliotecario con los grupos existentes de las distintas etnias. Y en definitiva, mucho de lo que se ha hecho ha sido para fortalecer acaso el recurso más valioso que se puede contar en este tipo de emprendimientos: el humano.

Pasado el tiempo, y más allá de los buenos ejercicios, hay una realidad que se ha mantenido sustancialmente invariable en el contexto de las bibliotecas indígenas: la ausencia absoluta –en un alto porcentaje- de bibliotecarios indígenas descendientes de la cultura (entendiéndose en el concepto el estudio técnico de la disciplina). Puede hablarse de algunos buenos ejemplos en comunidades indígenas de América Latina, quien suscribe esta nota recuerda a una bibliotecaria wayuu que en el año 2010 se recibió de bibliotecaria en Colombia, y con la firme idea de brindar servicios bibliotecarios en su comunidad de origen, del mismo modo recientemente se realizaron en el municipio colombiano de Pitalito (ubicado al sur del departamento del Huila, a 180 km de la capital Neiva), una serie de capacitaciones dirigida a 18 bibliotecarios, incluidos tres resguardos indígenas, sobre buen uso de tecnologías en las bibliotecas públicas. Hay otros sanos ejemplos en Perú, en México, en Venezuela, en Bolivia…

Esto nos lleva a tratar de analizar lo que ocurre en Argentina: hasta el momento el único caso registrado de un originario que haya cursado la carrera de Bibliotecología es el de nuestra corresponsal Shailili Zamora, quien se recibió de bibliotecaria en la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE), de madre kariña (pueblo de Venezuela) y padre wichí (Chaco). Según testimonio de la propia Shailili, dentro de la UNNE se registran al menos cinco jóvenes qom que estaban estudiando la carrera terciaria, tanto en bibliotecología como archivología. Hasta el momento nuestra corresponsal no ha tenido la posibilidad de colaborar en la conformación de una biblioteca indígena propiamente dicha.

Ante este panorama las respuestas son muchas:
- Ausencia de un programa curricular que contemple saberes de la cultura según el sistema de pensamiento originario (y si existe dicho programa, la dificultad de implementarlo).
- Dificultad por tener que aprender contenidos en un idioma impuesto.
- El obstáculo que implican las distancias de quienes viven alejados de centros urbanos para poder cursar una carrera a nivel terciario.
- Probable desinterés en la carrera.
Pero básicamente, y por encima de todos estos problemas, acaso podamos registrar el mayor de los inconvenientes: la pobreza extrema en general y la falta de recursos para afrontar una carrera, incluyendo la ausencia de becas de estudio para este determinado segmento social.

Si el alumno indígena que desee estudiar la carrera sortea todos estos obstáculos, le queda uno no menor: enfrentar unos contenidos excesivamente técnicos que poco y nada tendrán que ver con su realidad. Deberá tratar durante años con el carácter homogéneo de la disciplina para después aplicar contenidos en un contexto signado por la heterogeneidad. Entonces le restará hacer la dificultosa tarea de tomar algunos elementos de la profesión que necesariamente deberán ser reinventados para efectivamente poder brindar un servicio genuino, correspondido, que implique representatividad.

En el horizonte se divisan algunas experiencias a tener en cuenta, por ejemplo lo que ocurre en el Instituto del CIFMA (Centro Integral de Formación Modalidad Aborigen), provincia de Chaco, donde los alumnos qom, wichis y moco’its estudian para ejercer el rol de maestros interculturales y auxiliares bilingües. Por allí puede plantearse la posibilidad de implementar la carrera de Bibliotecología, más considerando que existe una biblioteca indígena (con especialidad en Educación Intercultural Bilingüe) dentro de dicha institución. Incluso podríamos citar el caso de la Biblioteca Mapuche y Pueblos Originarios Ñimi Quimún, inserta dentro de la Universidad del Comahue (provincia de Río Negro), cuyo centro de documentación trabaja en vinculación con la biblioteca universitaria “Ernesto Sábato” perteneciente a la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, donde colaboran y participan miembros de la comunidad indígena “Elel Quimun”.
Por el momento son solo ideas que se las lleva el viento.

Mientras tanto quedan profesionales que deciden invertir una parte de su tiempo intentando paliar una realidad extrema: cargando libros en sus mochilas, realizando entrevistas para generar documentos, ayudando con algunas donaciones de ropa y comida, ofreciendo servicios para realizar algún trámite que signifique un beneficio directo para la comunidad, y aunque más no sea, para escuchar todo lo que los representantes de estas culturas tienen para decir, para preguntar desde adentro lo que se intuye desde afuera, para estar cerca, para rescatar y preservar un patrimonio en riesgo social permanente.

Basta recorrer una comunidad indígena para darse cuenta que en esos caminos abundan datos e informaciones que se encuentran dispersos. Testimonios que están callados, quehaceres que se mantienen a pesar del tiempo, mitos que se celebran puertas adentro, consejos, chistes, juegos, relatos…En definitiva, verdaderos documentos que no saben de signaturas topográficas, ni de clasificaciones multilingües, que están allí, cubiertos de polvo, esperando ser “descubiertos”, y bien lo saben aquellos que frecuentaron comunidades, las puertas siempre estarán abiertas para quienes deseen colaborar.

Por Daniel Canosa
Fecha: 10/1/2017

Referencias:
Daniel Canosa. Bibliotecas indígenas
http://www.elorejiverde.com/la-biblioteca/bibliotecas-indigenas

Graniel Parra, María del Rocío…[et al.] (2000). Encuentro Latinoamericano sobre la atención bibliotecaria a las comunidades indígenas. Memoria - México, UNAM/CUIB.

Graniel Parra, María del Rocío (2000) Conclusiones del Encuentro Latinoamericano sobre la atención Bibliotecaria a las comunidades indígenas . En: Encuentro latinoamericano sobre la atención bibliotecaria a las comunidades indígenas. México: CUIB. Martínez Arellano, Filiberto (2003). Programa de Formación de Recursos Humanos para la atención de Servicios Bibliotecarios en Comunidades Indígenas / Ariel Rodríguez García En: Acceso a los servicios bibliotecarios y de información en los pueblos indígenas de América Latina. Memorias del seminario en Lima, Perú. Lima: IFLA LAC/ALP.

Poderosa del Huila. Bibliotecarios de comunidades indígenas de Pitalito y de 18 municipios del Huila, se capacitan sobre buen uso de tecnologías en las bibliotecas públicas:
http://www.poderosadelhuila.com/index.php/noticias/item/2733-bibliotecarios-de-comunidades-indigenas-de-pitalito-y-de-18-municipios-del-huila-se-capacitan-sobre-buen-uso-de-tecnologias-en-las-bibliotecas-publicas

Rangel B., Livio. (2000). U n modelo bibliotecario para los contextos multiétnicos: Hacia una política bibliotecaria y el desarrollo de estrategias para las escuelas interculturales bilingües. En: Encuentro latinoamericano sobre la atención bibliotecaria a las comunidades indígenas. México: CUIB.

Notas relacionadas:
Mi sueño es facilitar el acceso a la información hacia y desde los indígenas, 20 de marzo 2016
Una mujer wichí-kariña la primera egresada indígena en bibliotecología , 14 de marzo 2016

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