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David Archambault II, Presidente de la Reserva de Standing Rock, defiende su estrategia de legalidad y diálogo, opuesta a los sectores indígenas partidarios de acciones violentas

El 10 de marzo cinco mil personas se manifestaron en la capital de los Estados Unidos en repudio a la reactivación del oleoducto Dakota Access Pipeline (DAPL) y a la toma por parte de tropas del Ejército de las tierras de Oceti Sakowin, ocupadas desde mediados de 2016 por cerca de catorce mil acampantes en apoyo a los reclamos ambientales y de soberanía de la reserva sioux de Standing Rock, afectada por el trazado del oleoducto.

El entusiasmo y la energía multitudinaria no alcanzó, sin embargo, para disimular el descontento de un grupo de manifestantes que, luego de escuchar los discursos de varios líderes tribales, abuchearon al presidente de la Reservación de Standing Rock, David Archambault II mientras hacía uso de la palabra.

Esta expresión de rechazo no fue inesperada, ya que desde el comienzo del conflicto por el DAPL, hace ya unos tres años, hubo grupos opuestos a la política adoptada por Archambault y el Concejo Tribal, pero que eclosionó en el momento en que el Ejército tomó, sin resistencia por parte de las autoridades, las tierras de Oceti Sakowin. El argumento tribal fue que la lucha contra el DAPL se había trasladado de las llanuras al sistema judicial en Washington DC.

El 16 de marzo, Indian Country Media Netwok publicó en su página web una entrevista al líder sioux lakota donde éste reflexiona sobre el peculiar curso que él y el Concejo Tribal decidieron dar a la resistencia frente a la empresa Energy Transfer Partners, propietaria del DAPL y conectada económicamente con el presidente Trump y su entorno.

Lo que sigue es un resumen del reportaje, donde se explica la estrategia de resistencia no violenta implementada por los lakota. Estrategia cuyas tácticas resultaron en una convocatoria a nivel mundial.

-En la marcha, algunas personas lo acusaban de “haberse vendido”. ¿Qué opinión le merece esta acusación?

-Es muy fácil hacer acusaciones, pero nadie tiene un argumento sólido para sostenerlas. Nunca acepté dinero ni presentes de nadie. Mi vida con mi familia es simple y nos esforzamos por hacer de nuestro hogar, nuestra comunidad y nuestra nación un mejor lugar.

-Además hay rumores de que colaboró con quienes estaban en contra de la tribu y los campamentos. ¿Por qué pidió a los acampantes que se retiraran?

-Hubo problemas entre la gente de Standing Rock, a quienes yo y el Concejo representamos, y algunos grupos de los campamentos. La tribu tomó sus decisiones luego de sopesar la situación y escuchar tanto a los ciudadanos como a los acampantes. Quiero señalar que la mayoría de éstos respetó la decisión de la tribu y les agradecemos por respetar nuestra soberanía.

Desde el comienzo confiamos en el poder de la oración, con la esperanza de mantener a todos a salvo. Pasé muchas noches sin dormir preocupado por los que incitaban a la violencia como solución de los problemas. Porque no solo se trataba de mantener a mi familia, mi comunidad y mi nación a salvo, sino de mantener la seguridad de miles de personas que se habían agregado a nosotros. No queríamos una guerra, aunque algunos incitaron activamente a la violencia.

Y había que preocuparse por muchas amenazas: la aplicación de las medidas legales en forma militarizadas y agresivas, las durísimas condiciones del invierno con temperaturas glaciales, los actos delictivos dentro de los campamentos, los accidentes sanitarios y el peligro de inundaciones por el deshielo.

-¿Qué hay de los fondos tribales transferidos a la cuenta general de la tribu?

-Hubo miles de colectas iniciadas por individuos y organizaciones afines a nuestra causa y a los distintos campamentos. No puedo responder por el uso que se dio a ese dinero, pero se dijo que nos aprovechamos de los fondos de algunos grupos. No es verdad, porque no tenemos esa autoridad.

Los que donaron directamente a la tribu, lo hicieron a un gobierno soberano, representado por el Concejo Tribal que, además, es sometido a auditorías anuales. Y ese dinero sirvió para compensar algunos de los impactos del boom poblacional sobre nuestra comunidad. Un ejemplo es el costo de la limpieza de la basura acumulada por los acampantes, que pagamos con fondos que debían utilizarse con fines comunitarios. Y es falso que fueran tomados de los campamentos o de los “protectores del agua”

-¿Cuál es su expectativa sobre el futuro inmediato?

-Algunos se inclinan por pelear desde los campamentos y un frente de batalla concreto. Pensamos que no es lo mejor vía. Creemos que debemos concentrarnos en las batallas legales mientras alentamos a todos a tomar lo que aprendieron aquí y llevarlo a sus comunidades para seguir resistiendo futuros avances sobre nuestros derechos soberanos.

Esa es la batalla que debemos librar. Confiamos que todos los que estuvieron aquí con nosotros seguirán estas luchas en todo el mundo. Seguiremos llevando nuestro caso a las cortes federales, al Congreso y a esta descarriada e irregular administración.

No debemos tampoco olvidar que nuestro sistema judicial está basado en la “Doctrina del descubrimiento”, basada en el mandato del “conquistador cristiano”, que también apelaremos oportunamente.

-También se habló de que la tribu destruyó parte del campamento de la Piedra Sagrada

- Lo cierto es que solo una parte de esas tierras pertenece a la tribu, que no removió una sola piedra. La destrucción se realizó en el sector propiedad del Ejército. Además nunca hubiéramos autorizado la expulsión forzada de acampantes allí o en cualquier otro campamento.

-¿En qué punto se encuentra la batalla contra el DAPL?

-Actualmente encaramos una serie de recursos legales en la Corte. Los aspectos centrales de nuestra demanda serán presentados y resueltos a la brevedad. También iniciamos una campaña de retiro de fondos de los bancos afines al DAPL y en la creación de una conciencia acerca de los derechos indígenas y las razones por las que esos derechos son importantes para todos.

Insistiremos en que la suspensión del estudio ambiental fue ilegal y la autorización del “easement” (paso del oleoducto por debajo de la Reservación y el lago Oahe) fue arbitraria y caprichosa. Es una condena a la forma en que se encaran los proyectos de infraestructura en este país, porque los indígenas no tienen por qué cargar con el costo de las ganancias corporativas. Además, debemos detener las violaciones a los tratados históricos entre las tribus y el gobierno federal.

-¿Por qué el gobierno hizo tanto hincapié en la violencia?

-Porque es la manera de distraer la atención de su propia violencia. Cuanto más hagan ver esto como una resistencia violenta, más alejan la atención de sus propias acciones, ignorándonos como seres humanos y nuestros derechos derivados de los tratados firmados ya en el siglo XIX. Cuanto más peleemos entre nosotros, más se fortalece el enemigo. Es la táctica que siempre usaron.

-¿Qué consejo daría a los que lideran resistencias similares a la de Standing Rock?

- Que debemos seguir las luchas de nuestros antepasados, pero que debemos ser cautos. Para nosotros, la soberanía es sinónimo de respeto. La ley natural y la decencia moral nos hacen merecedores del respeto debido a todo ser humano, comunidad o nación. También les advertiría sobre no distraerse de su objetivo final. Es necesario mantener el foco y a concentración frente a las agresiones de los enemigos.

Mi familia, mi fe y mi comunidad me han permitido a mantener mis creencias en lo que creo es el camino correcto. Debemos ser claros con quienes nos han elegido y debemos educar a nuestros hijos con el ejemplo. No hubiéramos llegado tan lejos sin su apoyo…Y aliento a los líderes tribales, a los ciudadanos y aliados a mantener la unidad y la fuerza para enfrentar a nuestro real enemigo: la ignorancia, el miedo y la opresión sabiendo que no somos enemigos entre nosotros, sino parte de una familia.

Con respecto a la campaña de rechazo a los bancos financistas del DAPL y la actitud de éstos hacia las empresas relacionadas con el mismo, en los últimos días se supo que el grupo financiero holandés ING decidió vender la deuda contraída por los constructores del oleoducto. Asimismo, trascendió la intención de un grupo de accionistas del tradicional e intransigente banco Wells Fargo, de exigir a la institución una política de respeto a los derechos indígenas, lo que le permitiría recuperar los clientes y el prestigio perdidos a raíz de su apoyo al DAPL. En efecto, en febrero, el Wells Fargo vio la cancelación de sus relaciones comerciales con la ciudad de Seattle por tres mil millones de dólares.

Por María Ester Nostro

Fuentes:
Indian Country Media Network
Native American News
Lakota´s People Law Project
Native Daily Network
Fecha: 28/3/2017

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