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Corrían los años ´60 y, sin salir de su humilde aldea en Oaxaca, María Sabina, la Mujer Espíritu, llenó el mundo de magia y encantamiento, convirtiéndose en el emblema de toda una generación hippies, que llevaron la psicodelia a su punto de eclosión.

María Sabina Magdalena García nació el 22 de julio de 1894 en Huautla de Jimenez, Oaxaca, México, pero la historia que la haría famosa mundialmente se inició en 1927 cuando el banquero norteamericano R. Gordon Wasson y Valentina Pavolvna decidieron pasar su luna de miel en un bosque. Allí, a instancias de su esposa rusa, Wasson descubrió los hongos silvestres que ella, criada en otra cultura, conocía a fondo. Al poco tiempo la pareja se dedicaría a investigar los usos de los hongos alucinógenos en múltiples puntos del planeta. Así fue como en 1955 llegaron a Huautla de Jimenez, Oaxaca, para rastrear su consumo entre los mazateca.

Paralelamente, a finales de 1945, la agencia de inteligencia norteamericana (CIA), se interesaba en las investigaciones sobre drogas psicotrópicas con miras a su aplicación en una posible guerra química contra la Unión Soviética. En poco tiempo, esto llevaría a la circulación descontrolada de sustancias alucinógenas como el LSD y otras drogas que culminaría en los años 60 con la psicodelia hippie.

EN UN RINCÓN DE OAXACA

Por una u otra razón, en los ´50 el interés mundial se centró en los hongos alucinógenos. Y Wasson fue, sin dudas, el gran promotor del tema: el 13 de mayo de 1957, en un artículo en la revista Life, relató en detalle una “velada” oficiada por una chamana en México y las maravillas sucedidas tras la ingestión de ciertos hongos.

Aún a pesar de las vaguedades de Wasson, no se tardó en ubicar a María Sabina en Huautla,y los ojos del mundo se fijaron en ella y su capacidad de conducir a científicos, desesperados, artistas, curiosos y oportunistas del mundo hacia la visión del paraíso.

En la nota, Wasson describió una“velada” nocturna que consistió en la ingesta (siempre de a pares) de ciertos hongos que, luego de que cada asistente (todos indígenas, salvo Wasson y su acompañante) enunciara la causa de su presencia allí (enfermedad, problemas hogareños o económicos, falta de noticias de familiares…) llevó al grupo a un estado de extremo bienestar cruzado por visiones extraordinarias mientras María Sabina, La Señora, entraba en trance en medio de cantos, danzas, golpeteos, chasquidos, invocaciones a santos cristianos y recitados en lengua mazateca. Mientras tanto iba diagnosticando, recetando remedios y dando respuestas a todas las consultas.

UN RITUAL MILENARIO Y LA ENTREGA DEL DON

María Sabina creció huérfana de padre y desde chica se la destinó a cuidar el rebaño de la familia, sin tiempo para ir a la escuela. Fue en esa época cuando enfermó su tío Cristino y Sabina presenció por primera vez una ceremonia de sanación, que comenzó con la ingesta de hongos, los mismos que ella ya había probado, por hambre y aburrimiento, en los sitios de pastoreo. Según recuerda, el sanador “hablaba y hablaba y su lenguaje era muy bonito. De a ratos cantaba y cantaba algo que yo no entendía pero me agradaba…”De vuelta al campo, ella y su hermana Ana siguieron comiendo hongos “para cantar bonito”, sentirse bien y llenar el estómago.

A los 14 años la casaron con Serapio y durante su matrimonio dejó de comer “niños santos”, ya que no se debe tener contacto sexual 4 días antes y 4 días después de hacerlo. Viuda a los 20 y madre de 3 hijos,vivió sembrando maíz y frijoles, como arriera y mercachifle ando, hasta que a los 30 tuvo una revelación.

Desesperada por la enfermedad de su hermana, María Sabina decidió curarla y para hacerlo comió 30 pares de hongos. En medio del trance, unos “seres principales” le dijeron que Dios enviaba un Libro con cantos e instrucciones para curar a la gente. Era un libro enorme pero ella no tuvo dificultad en “leerlo'' .Era el Libro del Lenguaje.

Conocida esta curación, adquirió reputación de sanadora, aunque, a los 32 años, prefirió unirse a un curandero que le enseñó sus artes y no tardó en maltratarla. Volvió a enviudar, y a los 50 años decidió regresar a “los niños sagrados”ganando fama y prestigio como Chojta Chjine(la que sabe) y sin mancha (que no practica brujería).

Fue así como la encontró R. Gordon Wasson, a quien confesó que:
“Los honguitos son la sabiduría, y esa sabiduría es el lenguaje/…/Todo mi lenguaje está en el Libro que me fue dado/…/Aparece el Libro y empiezo a leer, sin titubear/…/ son los niños santos los que hablan, los que curan”. De hecho, durante las veladas se deja un lugar despejado para que el Lenguaje baje por allí, ya que “veo que el lenguaje cae, viene de arriba, como si fuesen pequeños objetos luminosos que caen del cielo. El Lenguaje cae sobre la mesa sagrada, cae sobre mi cuerpo. Y yo atrapo con mi mano palabra por palabra”.

POESÍA Y DECLINACIÓN

Mucho se ha escrito sobre María Sabina con largas descripciones de sus veladas y las extraordinarias visiones aportadas por los “niños santos” (teonanacatl en nahua), pero nadie ha “atrapado la palabra” como ella, aunque sus cantos y recitados, fueron inspiradores de la nueva poesía mexicana y de mucha música joven.

Porque, si bien nunca entendió que la gente no viniera a curarse o preguntar algo sino sólo a vislumbrar las glorias del paraíso en sus visiones, María Sabina se brindó sin retaceos a quien se le acercara y nunca cobró por sus servicios (“un sabio no debe lucrar con su sabiduría”) ni se opuso a que se la grabara, fotografiase o filmase. Fue así que, para fines de los ´70, Huautla era una romería llena de extranjeros que cosechaban hongos y los consumían sin control ni precaución (hubo al menos dos suicidios), lo que llevó a la intervención policial y a María Sabina al calabozo. Con tristeza reconocería al final de su vida que, por semejante falta de respeto, ella y los “niños sagrados” fueron perdiendo fuerza y su poder entró en declinación.

María Sabina pasó sus últimos años en la miseria. Su casa fue allanada, saqueada y también incendiada. Se habla de envidia de sus pares, que se sintieron excluidos, o de castigo por la entrega de secretos ancestrales. También de la avaricia de sus familiares.

Si María Sabina viviera, probablemente haría suyas las palabras de uno de sus descendientes: “los sagrados hongos ya no nos pertenecen (a los indios de Mesoamérica). Su sagrado lenguaje ha sido profanado/…/y es indescifrable para nosotros. Ahora los hongos hablan nqui le (inglés). Sí, la lengua que hablan los extranjeros”

Por María Ester Nostro
Fuentes:
Wasson, R.G. El hongo maravilloso. Teonanancatl. Micolatría en Mesoamérica. F.C.E. 1980, México. Munn Henry. The mushrooms of language.
En Hallucinogens and Shamanism, Michael J. Harner, ed., 1973, Oxford University Press.
Estrada, Alvaro. María Sabina. Su vida y cantos. 1981, Santa Bárbara, CA
Fecha: 31/08/2020

Homenaje A María Sabina, Por Luzmila Carpio En Quechua:


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