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En el infinito universo de personajes mágicos que pueblan el mundo mexicano se destacan dos estirpes de pequeños revoltosos: los aluxes entre los mayas y los chaneques del mundo mexica (azteca), personajes amables y juguetones si se sienten bien tratados, pero capaces de fieras agresiones si se los ignora, ofende o ataca.

Alejo Carpentier, musicólogo y escritor cubano, distingue el llamado realismo mágico como tendencia literaria que relata hechos sobrenaturales en la vida cotidiana, de la propia realidad mágica como vivencia directa y naturalizada de una realidad paralela. Y en México se encuentra, sin dudas, uno de los catálogos más ricos y variados de seres imaginarios, irreales o sobrenaturales del mundo. Sólo que estos seres gozan de una realidad indiscutida, interactuando con los humanos desde tiempos inmemoriales. De allí que, si bien hacen gala de ciertos poderes extra-ordinarios, resulta un tanto inapropiado catalogarlos de sobrenaturales o irreales.

Sin ser divinidades, la mayoría de estos personajes son de aspecto monstruoso y se mueven por todo el mundo mexicano: los campos de cultivo, las casas, la selva, los caminos, los sitios oscuros o peligrosos, etc. y, en general, constituyen una amenaza para los campesinos y los viajeros desprevenidos, ya sea atacándolos físicamente o causando desórdenes climáticos que resultan en inundaciones, sequías, tornados y tempestades destructoras.

Los aluxes y chaneques, en cambio, son seres de escasa estatura, parecidos de alguna manera a niños o ancianos indígenas, que viven en los cenotes (sitios de acceso a los ríos subterráneos de Yucatán) o en cuevas, tienen hábitos nocturnos y se manifiestan inquietando a los humanos con ruidos, carcajadas, silbidos, tirando piedras, cambiando objetos de lugar, pero también atacándolos o protegiéndolos en los viajes o en las milpas según se les obsequie una adecuada ofrenda. También se los considera protectores de los lugares sagrados, de los animales y de la naturaleza en general y su temperamento cambiante se explica como travesuras propias de niños, quienes rápidamente pasan de la docilidad y la dulzura a la más incontrolable de las rabietas.

Los aluxes del Mayab (sur de México, Guatemala y Belice)

Cuenta la mitología que los aluxes fueron creados por los sacerdotes mayas como figuras de barro de alguna cueva donde no hubiera entrado ninguna mujer. Luego de reposar 9 noches, se las recubrió con una pócima especial para pasar otros 9 días en un altar, lejos de la luz del sol y finalmente ser esparcidos por el monte en medio de cantos y rezos instándolos a cumplir con su misión: proteger la naturaleza y los lugares sagrados y asegurar el éxito de las cosechas.

Acompañados por sus perros (también hechos de barro), los aluxes tienen rasgos indígenas y visten como los antiguos mayas, aunque a veces lo hacen con un gran sombrero y alpargatas.

Como aplicados guardianes que son, se muestran amables con quienes circulan por sus territorios haciendo una ofrenda de comida o simplemente pidiendo permiso, sin faltar el respecto a nada ni a nadie, ni gritar, proferir groserías o maltratar a algún animal. Porque cuando se enojan, además de tirar piedras, robar objetos, hacer ruidos extraños, producir un griterío infernal, etc. los aluxes son capaces, en un ataque de ira, de ocasionar el “mal aire” (algo así como la “pérdida del alma”) con el viento.

Los aluxes también colaboran con los campesinos custodiando sus cosechas contra los ladrones, para lo cual se los debe proveer, además de la consabida ofrenda, de una casa en miniatura que deberá renovarse luego de 7 años. Actualmente no es raro ver casitas o pequeñas pirámides en los campos e incluso al costado de las carreteras.

Se cree que fueron los primeros habitantes de la tierra, por lo que los mayas serían sus descendientes y se justificaría el lugar de privilegio que ocuparon los enanos en su sociedad a lo largo de los siglos. Y si bien se ha intentado asociarlos con los “duendes” de la cultura europea llegados a América con el aluvión hispánico, su imagen, visible en la gran pirámide de Yaxchilán (600-800 d.C) y en una escalinata del templo de NohochMul, en Cobá (100 a.C-300 d.C), así como los cientos de estatuillas de estos personajes halladas en diversos sitios arqueológicos, demuestran una larga preexistencia en tierras de mayas.

Los chaneques mexicas (azteca) en Veracruz, Tabasco y Chiapas

Estas criaturas tienen muchos rasgos en común con los aluxes de los mayas, aunque podría decirse que su comportamiento, también destinado a proteger la naturaleza y los lugares sagrados, es un tanto más tenebroso.

Su temperamento, así como su aspecto, varía de región en región, pero en general se los distinguen como los buenos (blancos) y los malignos (negros). Los “buenos” viven cerca de los poblados y sembradíos manteniendo una actitud amistosa y protectora hacia los humanos que los tratan bien, mientras que los “malos” se refugian en los lugares apartados y peligrosos.

En el primer caso son enanos con cara de niños, amigos de las travesuras como tirar el rabo de los perros, pasar corriendo por detrás de la gente, silbar o robar objetos sin hacer daño. Los malignos, en cambio, tienen los pies al revés y el cuerpo deforme, una larga cola y una sola oreja. También se los describe con grandes cabezas y piel oscura.

Estos “malignos” viven en los montes, cuevas, manantiales y lugares apartados, castigandolos excesos en la caza o daños a la naturaleza, pero también atacan a los viajeros confundiendo el camino o propinándoles un susto capaz de hacerles perder su “tonalli”, su energía vital. Asimismo se los acusa de hacerse amigos de los niños para luego maltratarlos o robarlos para hacerlos sus sirvientes. Para protegerse hay que llevar la ropa al revés, un amuleto, o un collar de nueces y piedras del río.

En todos los casos, estos personajes se caracterizan por trastocar el orden de las cosas, aún cuando se trate de inocentes “travesuras”. Son, talvez, los encargados de dar sentido a una realidad donde la oposición de los planos racional-irracional se resuelve en una forma de complementación más que de exclusión.

Por María Ester Nostro
Fuentes: Carpentier, Alejo. El reino de este mundo. Editorial Quetzal, 1978, Argentina.
M.E.Nostro, P.Alvarez, D.Vartavedian, C.Oliva, A.Lorenzo. Entremundos. Crónicas del mundo invisible. 2019, Argentina.
Aluxes mayas reales (aahes.org) 2 diciembre, 2020 https://www.eluniversal.com.mx/destinos/los-aluxes-traviesos-seres Fecha: 11/01/2024

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