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La muerte de uno de los más emblemáticos lonkos de las pampas permanece aún en el misterio, pero recientes investigaciones echan luz sobre ese momento crucial del legendario cazador de jaguares

Mucho se ha escrito sobre este tema. La vida y la muerte de ciertos personajes quedan presos de la leyenda. Es muy difícil separar ésta de la verdad, si es que alguna vez se lo consigue.

Picen, según el coronel Francisco Borges durante las tratativas de paz llevadas a cabo en Febrero de 1873. Pissen, en los telegramas enviados a Villegas por Julio A. Roca en diciembre de 1878, cuando fue tomado prisionero.

Francisco Pincen Cathúnao, en el acta de bautismo del 15 de setiembre de 1879 en Martín García, documento firmado por el Padre José Birot. Ese mismo día es casado con Paula Rinque, por el mismo sacerdote, quien consigna su nombre como Pancho Pincen Cathúnao.

José Pinsen (Casique), como firmara la carta enviada a Villegas desde Martín Garcia en mayo de 1882. Estas son algunos de los nombres con los que se conoció a Pincen.

¿Con que nombre fue llevado a la tumba? ¿Qué sabemos sobre su muerte? ¿Acaso murió en la isla Martín Garcia, a causa de la peste y tal cual informan las guías de turismo de ese lugar ? ¿ Fue enterrado en el campo de Cambaceres, como se pregunta el Dr. Juan José Estévez?

“… porque otra versión abre juicio sobre la posibilidad que Pincén haya sido rescatado por el senador Cambaceres y tomado como capataz de patio en una de sus estancias en Comodoro Py (Partido de Bragado), que allí habría concluido sus días y enterrado donde se hallaba una capilla en la estancia “Las Lomas”. Allí también estarían los restos del cacique Epumer Rosas.”

¿O murió en Los Toldos como cuentan algunos de sus descendientes a Estévez? Este incansable investigador comenta, en su completa biografía del cacique, que sus parientes de Trenque Lauquen lo ubicaban, en sus últimos años, en Los Toldos. Gerónima y Evangelio Cheuquelen, hijos de Martina Pincen de Cheuquelen, recordaban que su madre decía que:
“después de estar en libertad, el cacique pasó por Los Toldos. (…) Durante esa estadía el cacique llevaba a mi madre que era pequeña, a su esposa Paula y a otros hijos y nietos, todas las mañanas en medio del campo y comenzaba a orar en la lengua al Todopoderoso que había creado todas las cosas. Le agradecía por las cosechas y le pedía para que nunca faltase el pan y por la familia. La ceremonia se repetía cada atardecer, cuando el sol se escondía.”

Otro testimonio registrado por Estévez es el de su nieta Emilia Mansilla, hija de María Pincen y Venancio Mansilla. María le dijo que el cacique murió poco antes de nacer ella, según su documento Emilia nació en 1898, también le contó que el cacique fue enterrado en el cementerio indígena de la tribu de Coliqueo, que su cuerpo había sido envuelto en un cuero con sus pertenencias y enterrado en la barranca de la laguna.

Hasta aquí los testimonios de los descendientes, pero la suerte quiso que buscando familiares de Pincen en el Censo Nacional de 1895, encontrara en el Partido de Nueve de Julio a un Catrinao, varón de 90 años. En la misma planilla, el censista, Antonino Coliqueo, registra a Cueza, criador de 70 años. Por una carta que nos enviara el Padre Meinrado Hux -diciembre de 1998 en donde nos acerca datos de la familia de Maria Pincen de Mansilla- sabemos que Cueza Mansilla -antes Cheuquelen- era casado con Anita Masa, quien aparece en esa planilla en el renglón 13 y que fueron padres de Venancio Mansilla registrado en el número 9 con 30 años.

Venancio estaba casado con María Pincen de 28 años registrada en la planilla siguiente, en el renglón 3 y Llaytupan de 75 años en el renglón 7. Para los indígenas el nombre cristiano no era tan importante como el “totémico”, el nombre que reconocía a su grupo y que tenía relación con algún animal, planta u otro elemento de la naturaleza. En este caso el clan al que pertenece Catrenao sería el del jaguar y su atributo, el que lo corta o lo caza, porque: Catreu, significa instrumento de corte, cortador, cuchillo. Nao es apócope de nahuel que significa, jaguar.

Alrededor de 1862, el entonces presidente Mitre otorga algunas leguas de tierra a la tribu del cacique Ignacio Coliqueo y a su segundo el cacique Raninqueo. Este es padre de Paula Rinke, (Laïtu) una de las mujeres que acompañaban al cacique y con la cual se casó en Martín Garcia en 1879.

Por lo tanto es muy probable que buscando paz luego que fuera puesto en libertad, el cacique se retirara a Los Toldos con la familia de su esposa. Llaytupan, así con su nombre indígena....quien mejor que ese censista Antonino Coliqueo conocía su verdadero nombre. Aparece como Paula Llaïtu en el acta de casamiento y como : “Eaitu” en un artículo en el Diario La Pampa, del 14 de diciembre de 1878, en el que un cronistas menciona a las mujeres que acompañan a Pincen, o Ñaitu como la llamaban sus nietos. Son hechos importantes como para creer que ese Catrenao, era el cacique.

Cueza Mansilla es quien alquila la parcela número 38 en el cementerio de Nueve de Julio, cuando muere José Catrenau (Catrenao) poco tiempo después de haber sido censado. Este dato lo hemos conseguido con la ayuda del Dr. Juan José Estévez, quien se apersonó al mencionado cementerio y encontró la partida de defunción de José Catrenau.

Esa parcela, en la actualidad, figura como libre. Yo me inclino a creer en los dichos de su nieta Emilia Mansilla: el cacique murió en Los Toldos y se alquiló una parcela para sepultarlo según la ley “huinca” pero tal vez lo hayan sepultado en la barranca de la laguna según sus costumbres.

El Catrinao censado en 9 de Julio es Pincen, cansado de que lo señalen como autor de cuanto robo o invasión se desate en la zona, como sucedió en 1883, tal vez entristecido y esperando su hora, se aisla de los suyos y encuentra refugio entre los parientes de su mujer. Yo creo que el cacique descansa en paz y su “newen” su fuerza, su energía ilumina a sus descendientes y a todos los que nos sentimos espiritualmente muy cerca de el.

Por Martha Drovetto
Fecha: 4/2/2016

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