Yaquis, los protectores del agua
Sostienen una prolongada lucha por la defensa de sus reservas de agua provenientes del rio Yaqui, en Sonora, México. A partir de 2010 una obra hidráulica por la que no fueron consultados renueva sus reclamos y advertencias
A lo largo de su historia, el pueblo yaqui –asentado en el Estado de Sonora, en el noreste de México– ha sobrevivido a destierros, esclavitud y ataques militares. Pero ahora enfrenta la que muchos creen podría ser una batalla definitiva por su sobrevivencia: los yaquis luchan por conservar sus reservas de agua, en riesgo por la operación de un acueducto. Los indígenas dicen que, si pierden, deberán abandonar sus tierras, en una zona desértica en el norte del Estado.
"Quitarnos el agua condenaría nuestra existencia en el corto y mediano plazo", le dice a BBC Mundo Tomás Rojas, vocero yaqui. "Tendríamos que salir de nuestras tierras. Si pensamos mal vemos una política de exterminio contra nosotros", denuncia.
El gobierno de Sonora, sin embargo, sostiene que el acueducto –llamado "Independencia"– es fundamental para abastecer a la capital de Sonora, Hermosillo.
"No se afecta a nadie, no se le quita una gota de agua a nadie y en cambio se resuelve el problema de escasez", asegura Carlos Espinosa Guerrero, secretario de la División Jurídica del gobierno del Estado.
Problema nacional
El problema supera el ámbito estatal: académicos y organizaciones civiles dicen que la disputa entre yaquis y el gobierno de Sonora es, de hecho, la primera guerra por el agua en la historia de México. Y puede haber más.
"Existe un conflicto por el agua, es un recurso escaso en México", le dice a BBC Mundo Andrea Cerami, abogado de la organización civil Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA).
"El 95% de los ríos están contaminados y la mayoría de las cuencas son sobre explotadas". Hasta ahora, dice, no se ha logrado conciliar el uso intensivo del agua con el derecho que tienen las comunidades, como los yaquis, a utilizarla para sobrevivir. Es un tema que frecuentemente provoca conflictos en el país.
Juicios
El problema en Sonora va más allá del acueducto, que lleva el agua desde la presa El Novillo, dentro del territorio yaqui. Un decreto presidencial de 1940 le asignó al pueblo la mitad del caudal del río Yaqui, el más importante de la región. Años más tarde, cuando crecieron las ciudades y aumentó la agricultura en la zona, se estableció para la tribu una cuota de 250 millones de metros cúbicos al año. Pero en realidad nunca se les ha garantizado el uso de este volumen, afirma el abogado Cerami.
La mayor parte del recurso se utiliza en campos agrícolas de la zona y recientemente en 2010 inició la construcción del acueducto para abastecer a la capital del Estado. La obra fue impugnada desde el inicio. Los yaquis argumentan que el gobierno estatal se apropió irregularmente de permisos para aprovechar el recurso.
Las autoridades afirman que la asignación de estas concesiones es legal, algo que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) validó en enero pasado. Pero esta decisión no termina con el conflicto, indica el abogado. El acueducto se construyó sin consultar debidamente a la tribu, además que las autoridades no acataron órdenes de jueces federales que ordenaron suspenderlo.
En mayo pasado, un tribunal ordenó que se realice una consulta sobre el impacto de la obra en el medio ambiente de la zona, algo que puede demostrar el posible daño que sufriría el pueblo. La consulta está en proceso.
"Es una guerra de baja intensidad"
Para defender el agua, los yaquis bloquearon durante meses la principal autopista del noroeste y realizaron caravanas a Ciudad de México. También promovieron varios juicios en tribunales y la Suprema Corte.
El gobierno sigue mientras tanto con la obra del acueducto. Dos de los voceros yaquis fueron encarcelados, acusados de secuestro.Uno de ellos fue liberado pero el otro, Fernando Jiménez, sigue en prisión.
Las protestas siguen, aunque con menor intensidad a las de 2013 y 2014, cuando se realizaron los bloqueos de carreteras. "Es una guerra de baja intensidad", subraya Tomás Rojo. "Cualquier acción que vaya destinada a desaparecer, agredir o agraviar a los pueblos es una forma de guerra". Hasta ahora, no queda claro si el acueducto dejará de funcionar, pues el proceso legal aún no termina.
Los yaquis denuncian que unas 5.000 hectáreas de su territorio están virtualmente muertas por una profunda salinización y el cauce del río Yaqui se redujo dramáticamente.
Historia rebelde
Guerra o no, lo cierto es que desde hace cientos de años los yaquis han vivido en rebeldía. Entre 1876 y 1909 sostuvieron un conflicto con el gobierno del entonces presidente Porfirio Díaz, quien según historiadores pretendió favorecer a terratenientes que querían apoderarse del territorio de la tribu.
Incluso más de la mitad del pueblo fue enviado, en condiciones de esclavitud, a los campos de henequén en Yucatán, en el sureste del país. Más de 25.000 personas, entre ellas mujeres y niños, murieron en esa época.
En las primeras décadas del siglo pasado, el pueblo sufrió varios intentos de despojo a sus recursos, afirma Rojo. "La historia de nuestro pueblo siempre ha sido la lucha por la tierra y el agua", recuerda. "Fue el agua que nos llevó a esos territorios, la que hizo que floreciéramos allí y siempre nos ha mantenido en esas tierras".
Además de ello, el río Yaqui es fundamental en la cosmovisión y ritualidad de este pueblo originario, toda vez que es su principal elemento productivo, por lo que es parte de los mitos de creación y símbolo en el llamado huya ania “el mundo del monte”, lugar mítico en el que deambulan seres benignos y malignos que le dan sentido a la normatividad yaqui, siendo por ello de alta importancia su protección.
Fuentes: Alberto Nájar, BBC Mundo, Ciudad de México/http://www.cemda.org.mx/
Fecha: 17/12/2015
- Fuente
- Escrito por Alberto Nájar, BBC Mundo, Ciudad de México/http://www.cemda.org.mx/
- Categoría: Toda la tierra es una sola alma